domingo, 16 de junio de 2013

"El euro fue una de las formas por las que el neoliberalismo entró en Europa"


El profesor portugués e intelectual referente para los movimientos sociales, Boaventura de Sousa Santos, analiza para ‘Público' la crisis de la UE y la trampa capitalista de la deuda soberana y las políticas de austeridad para destruir el último bastión de la protección social y laboral, Europa.

ANA PARDO DE VERA Madrid 15/06/2013 21:15 Actualizado:16/06/2013 08:15

Boaventura de Sousa Santos es doctor en Sociología del Derecho por la Universidad de Yale y catedrático de Sociología en la Universidad de Coímbra. Este fin de semana está en Madrid con laUniversidad Popular de los Movimientos Sociales (UPMS), una iniciativa que llega por primera vez a España y reúne durante los dos días a más de 40 colectivos y movimientos sociales, académicos y artistas de varios países en busca de fórmulas para organizarse y reconstruir el maltrecho sistema democrático en Europa.
¿Se puede decir ya que el proyecto de la UE es un fracaso?
Sí. La UE era un proyecto de cohesión social para crear un bloque nuevo y fuerte; un bloque económico, político y social, con políticas de cohesión muy importantes. La UE se concibió con dos ideas muy potentes: la de no volver a las guerras mundiales, provocadas ambas por el mismo país, y la de eliminar las periferias que existían desde el siglo XV: los países nórdicos, el sur de Europa (Portugal, España e Italia), el sureste (Balcanes y Grecia) y el este europeo.
El proyecto europeo iba a poner fin a esas periferias, con políticas muy importantes de fondos estructurales que pretendían uniformar la riqueza en Europa. En este sentido, el proyecto fracasó, pero es que muchos de nosotros ya sospechábamos que esto podía pasar, porque la existencia de las periferias era demasiado larga. Sin embargo, en los primeros años de la integración europea parecía que la UE resultaba: por ejemplo, en Portugal, la renta media alcanzó el 75% de la europea en 2000; sin duda nos aproximábamos y, de pronto, todo el proceso quebró y los países ex periféricos vuelven a ser tratados como tales. Desde entonces, la lógica colectiva de construcción social, económica y política ha pasado a ser una dinámica de centro-periferia que dominó sobre todas las otra lógicas. Una lógica, además, en la que el centro ni siquiera es la Comisión Europea, sino Alemania.
La UE debe reinventarse, hay que reinventarla. De lo contrario, el futuro en Europa se presenta muy negro.
¿Y el proyecto del euro? ¿En qué punto está?
La pregunta sobre el proyecto del euro no es si fracasó o no, sino qué es lo que se pretendía con él. Y en este caso, existió la trampa desde el inicio, porque el euro fue una de las formas en que el neoliberalismo internacional penetró en Europa, que hasta entonces, era el bastión de defensa del Estado social; el único donde el neoliberalismo no había entrado gracias a que los países tenían partidos socialistas y -también a veces en la oposición- partidos comunistas, ambos muy fuertes. Los partidos venían de una tradición socialdemócrata muy arraigada que exigía educación pública, sanidad pública o sistema de pensiones públicos, por lo que la resistencia a que el neoliberalismo entrase país a país era muy grande. Por eso no penetró así, sino que lo hizo por encima: a través de la Comisión primero, por el Banco Central Europeo (BCE) después y por el euro finalmente.
“La democracia en Europa está suspendida y derrotada por el capitalismo”
Mediante la construcción neoliberal del euro y el BCE, el país dominante desde entonces -Alemania- ha puesto sus reglas y la moneda es definida en su valor internacional de acuerdo a los intereses económicos de Alemania, y no a los intereses de Portugal o España, por ejemplo. A los países del sur, increíblemente, nunca se les ocurrió la idea de que pudiera ocurrir esto, porque se creyeron lo de que estaban en un bloque político y económico, en donde no había deuda griega o española o portuguesa, sino que existía la cohesión y nunca habría especulación. Sin embargo, debido a los intereses de sus bancos, Alemania decidió que sí habría deuda griega, irlandesa, portuguesa o española, con lo que hizo a estos países muy débiles, sin que Europa les diese garantías y promoviendo la especulación financiera al transmitir la idea de que estos países sólo encontrarían la solución después de una intervención brutal.
Una intervención que no ha servido para nada y que ahora, parece que empiezan a reconocerlo así quienes la impusieron. ¿Estamos ante una improvisación o el juego está totalmente calculado?
Es más trágico todavía, porque no es nada nuevo. El problema de Europa es que ni tiene nada que enseñar al mundo ni puede aprender con el mundo. Nada que enseñar porque la sequía de ideas, novedades o alternativas aquí es total y nada que aprender porque la arrogancia colonial de este continente es absoluta también y no le permite aprender. Por ejemplo, cuando decimos: "En Brasil, Argentina o Ecuador se hizo así", y enseguida nos respondemos: "Ésos son países menos desarrollados".
¿Seguimos con ese sentimiento de superioridad?
Seguimos con esa arrogancia colonial, sí. Y no lo tomamos en serio, pero es que eso que ha dicho el FMI hoy, lo dijo en Tanzania, Mozambique e Indonesia antes, lo conozco bien. Lo de aplicar las medidas y después, decidir que fueron excesivas es recurrente. Y una agencia  que ha aplicado unas medidas que han generado tanta pobreza, tanto sufrimiento en los países, debería ser demandada ante los tribunales; y ya no digo por un delito criminal, pero al menos, sí por negligencia. Tiene que haber una reparación civil para los países afectados, porque, además, dicen que cometieron un error con sus políticas y las siguen aplicando.
“Tiene que haber una reparación civil para los países afectados por las medidas de austeridad”
No hay propósito de la enmienda...
Ninguno. Pero es que, además, a la UE no le gusta que el FMI se retracte, porque está comprometida con las políticas de austeridad y si en Alemania se percibe que son negativas, Angela Merkel puede perder las elecciones. Todo está organizado para que nada cambie hasta las elecciones alemanas, por lo que Italia, Grecia, Portugal o España deben esperar y lo hacen, digo yo siempre, con una democracia suspendida.
Y los ciudadanos que sufrimos los recortes, ¿qué podemos hacer? ¿También hemos de esperar a que transcurran las elecciones alemanas para presionar a nuestros gobiernos y que hagan algo, en su caso?
Los gobiernos no van a hacer nada, porque como digo, son completamente dependientes del mandato alemán. Y aunque la gente rechaza esto, no lo hace de una manera fuerte y articulada. Este fin de semana, con el proyecto de la Universidad Popular de los Movimientos Sociales (UPMS), precisamente, estamos intentando ver cómo se puede resistir, conociendo las diferencias de los distintos grupos, averiguando por qué unos están interesados en una medida y otros en otra o por qué algunos creen que se debería crear un partido y otros no. La semana pasada, en Portugal, estuve trabajando en una iniciativa con el ex presidente de la República, Mario Soares, a través de la cual juntamos a 600 personas en una sala para pedir la caída del Gobierno actual, elecciones anticipadas y un Ejecutivo de izquierdas. Fue la primera vez, después del 25 de abril, que conseguimos juntar a representantes del Partido Comunista, del Socialista y del Bloque de Izquierda para formar una alternativa de izquierdas. Aunque sabíamos que por razones históricas es muy difícil lograrlo.
Como en España...
Aquí también, aquí también... Y en Portugal, al final, nos dimos cuenta de que era imposible, que jamás habría una alternativa de izquierdas. ¿Por qué? Porque, por un lado, Bloque de Izquierda y Partido Comunista quieren renegociar la deuda y, además, han concluido que parte de esta deuda no se puede pagar -es el 130% del PIB-, o abocaremos al empobrecimiento a las generaciones siguientes. Todo el dinero que entra de la troika va a pagar la deuda, ni un céntimo va para la salud o el hogar de las personas.
“El movimiento para democratizar la democracia a veces resultará violento contra la propiedad y, a veces, ilegal”
Por otro lado, el Partido Socialista, que está dominado por la lógica del neoliberalismo desde hace tiempo, quiere ser Gobierno, además, en el marco europeo dominado asimismo por el neoliberalismo. Por tanto, propugna que de negociar la deuda, nada: hay que pagarla toda, aunque se negocie sobre las tasas y los periodos de pago, por ejemplo.
Y ahí se acaba el objetivo de la reunión, unir a la izquierda.
Ahí se acabó.
¿Cómo ve en España a los partidos de izquierdas?
La misma división, aunque en Portugal es más grave, porque... ¿Quiénes fueron los invitados españoles a la reunión de Club Bilderberg en Hertfordshire (Reino Unido)?
El ministro de Economía, Luis de Guindos; el consejero delegado del Grupo Prisa, Juan Luis Cebrián; el de Inditex, Pablo Isla,... ¿Por qué?
Porque la asistencia desde Portugal fue muy interesante, muy ilustrativa sobre el futuro: acudieron al Bilderberg el secretario del Partido Socialista y el secretario del partido de derechas que está en el Gobierno, o sea, que la elite internacional ya ha decidido las elecciones. Los portugueses van a trabajar hasta las próximas elecciones, luchando para que haya un Gobierno de izquierdas -idiotas ellos-, las elecciones ya están decididas y los socialistas comulgan con eso. Por eso, yo creo que en Europa vamos a entrar en un periodo cada vez más duro y con más recortes; yo le llamo un periodo post institucional (‘Después de las instituciones'), porque las instituciones del Estado no responden y la gente no se siente representada por estas instituciones.
¿Qué podemos esperar de un periodo así?
Será un periodo turbulento y largo, a mi juicio, y será una lucha por la redefinición de la democracia. No es casualidad que los jóvenes aquí en España o en Portugal hablen de Democracia Real o apelen a laDemocracia Ya, porque la democracia en Europa está suspendida y derrotada. Ha habido un conflicto entre democracia representativa y capitalismo y ha ganado el capital.
¿Y hay alguna posibilidad de que se levante de nuevo la democracia?
Sólo cuando el capitalismo tenga miedo. Hasta ahora, los bancos han sido rescatados con dinero público, pero no habrá posibilidad de rescatarlos de la misma manera otra vez, a menos que los ciudadanos sean reducidos a la condición de esclavos. Puede haber una catástrofe y tenemos que luchar antes de que llegue, buscando todos los errores que se cometieron en las políticas progresistas de Europa. Por ejemplo, creer que sólo un pequeño grupo en cada país era politizado: los miembros de partidos, ONGs o de movimientos sociales. El resto de ciudadanos era una masa informe, despolitizados que no tenían ninguna relevancia política, pero que son los que están ahora en la calle.
"En Europa, ha habido un conflicto entre democracia representativa y capitalismo y ha ganado el capital"De ellos va a venir el futuro; la transformación democrática va a llegar de la mano de todos los indignados: pensionistas, jóvenes, médicos, profesionales,... que implican, además, una unión intergeneracional que antes no existía y que tienen que llevar a cabo una revolución democrática; la necesitamos para no llegar a la catástrofe.
¿Cómo se aborda una revolución democrática en la situación actual? ¿Qué significado tiene más allá de los términos?
Significa democratizar la democracia a través de un movimiento popular muy fuerte, que a veces resultará violento, aunque nunca contra las personas, y a veces resultará ilegal, porque una de las características de los Estados neoliberales es ser cada vez más represivos.
¿Con ser violentos se refiere, por ejemplo, a los escraches y con ser ilegales, a iniciativas como Rodea el Congreso?
Sí, hay que fortalecer todos esos movimientos.
¿También el 15M en su conjunto? Hay quien tiene la percepción de que es un movimiento que nació con mucho ímpetu y se ha ido desinflando, perdiendo fuerza. ¿Tal vez porque ya es España un país resignado?
No creo que seamos -e incluyo a mi país, Portugal- países resignados, sino que hemos sufrido más de 40 años de dictadura; 48 años en mi país, más que en España. Mientras tanto, pasaban por nuestro lado los movimientos europeos de participación política (movimiento estudiantil, el de 1968, por la liberación de las colonias,...) Estábamos muy aislados, por eso nuestros países no tienen ahora la cultura democrática de resistencia. Por otro lado, hay elementos coyunturales que influyen en los movimientos y, por ejemplo, no podemos creer que las plazas se van a llenar igual en invierno que en primavera o verano.
“Un movimiento no se construye con autonomía individual, sino con autonomía colectiva”
Además, los movimientos al mismo tiempo que maduran, se dividen: hay gente centrada en los desahucios, otra en la sanidad; gente que cree que se debería crear un partido, otros que no; personas que hablan de consejos populares, formas de control ciudadano,...
¿Y cómo se organiza todo eso? ¿Con qué nos quedamos?
La revolución democrática va a tener dos pies: cambiar la democracia representativa neoliberal a través de un cambio del sistema político que conlleva, a su vez, un cambio del sistema partidos. Es decir, que conlleva la participación de independientes en el sistema político, en la regulación y financiación de los partidos, en el sistema electoral,... Hay mucho que hacer, pero sobre todo, sabiendo que la reforma nunca va a venir de los partidos, que saben que saldrán perdiendo con esto, sino que va a venir de los ciudadanos. La democracia participativa resultante -de la que ya tenemos experiencia fuera de Europa- traerá nuevas formas de actuación: referéndums, consejos populares, consejos sectoriales, presupuestos participativos a nivel local o regional, por ejemplo;... O sea, democracia directa que controle a los elegidos, que vaya más allá de la autorización a gobernar; que vaya hasta la rendición de cuentas, ésta que debe llegar de fuera, de ciudadanos organizados. El problema es que ahora no están organizados.
¿Se refiere al movimiento de los indignados? ¿Qué crítica(s) tiene que hacerles?
Tengo varias. Primero, a las asambleas en donde se toman decisiones por consenso que pueden ser totalmente paralizantes, pues una pequeña minoría puede impedir cualquier decisión. Con fórmulas dominantes de decisión no va a haber formulación política; y sin formulación política no hay alternativas. Segundo, al sistema de gran autonomía individual que manejan (cada uno decide cuándo entra y cuándo se va, por ejemplo) y que es más semejante al neoliberalismo de lo que piensan. Un movimiento no se construye con autonomía individual, sino con autonomía colectiva. Y no la tienen. Tercero, un rasgo que estamos viendo, sobre todo, en los acampados de EEUU y en algunos de aquí: tiene más legitimidad quien se queda más tiempo acampado en la plaza. No tienen en cuenta que hay que gente que es muy buena, pero que tiene que ir a trabajar o ir a casa a atender a los niños. ¿Son menos legítimos por eso? No, porque permanecer más tiempo en una plaza no es un criterio de legitimidad democrática.
¿Todo esto no ha impedido avanzar más al movimiento de los indignados?
Yo trabajo con ellos como intelectual de retaguardia, que es lo que me considero, y creo que en estos momentos, no son un movimiento; son presencias que no tienen propuestas muy concretas y los entiendo, porque es todo el sistema el que está podrido y quieren reconstruirlo desde abajo. Para ello, piden una nueva Constitución y eso sí es positivo; piden un impulso constituyente, algo que yo vengo defendiendo: una nueva Constitución que retire el monopolio de la representación política a los partidos; que establezca diferentes formas de propiedad, más allá de la estatal y la privada -se han perdido las formas de propiedad comunal o de cooperativa, por ejemplo-; que asiente una nueva forma de control social más articulada; una reorganización total del sistema de justicia, y una fórmula para proteger nuestras constituciones de la especulación financiera y de deudas que no se pueden pagar.
“Todo está organizado para que nada cambie hasta las elecciones alemanas”
Esa deuda es precisamente la coartada para imponer las políticas de austeridad...
Pues mire lo que pasa en Portugal con ellas: una deuda del 130% del PIB, el desempleo creciendo y una recesión cada vez mayor. Quienes gobiernan lo saben y, por eso, yo estoy cada vez más convencido de que esto no es una crisis. Tenemos que luchar también por los términos del debate, porque esto no es una crisis: es una gran maniobra del capitalismo internacional financiero para destruir la última fortaleza que existía en el mundo de protección social y trabajo con derechos. El remedio de la crisis está empeorando la crisis o, lo que es lo mismo, el médico está matando al enfermo. Y lo peor es que no necesariamente cuanta más crisis hay, hay más resistencia. Porque hay niveles de crisis tan grande y en los que la gente está tan empobrecida, tan deprimida, que no sale a la calle; gente que se suicida, que toma ansiolíticos; gente que interioriza la crisis y se vuelve contra sí misma. Estamos entrando en ese proceso. Por eso, creo que este año va a ser decisivo para saber si tenemos energías y damos la vuelta a esto. Eso es lo que vamos a hacer este fin de semana en la UPMS, ver si podemos articular algo para generar turbulencias políticas que no permitan a estos gobiernos -estos sistemas de protectorado, en realidad- seguir gobernando.

martes, 4 de junio de 2013

La lista completa de los asistentes a la reunión del Grupo Bilderberg

Con el secretismo que le caracteriza, Bilderberg celebra su cita anual, esta vez en Watford, Reino Unido

La reunión anual del Club Bilderberg, paradigma en varias teorías de la conspiración del gobierno mundial en la sombra, ya tiene lista conocida de participantes. Al igual que en 2012, habrá un representante del Gobierno de Mariano Rajoy. El año pasado, fue la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, y esta vez será el ministro de Economía, Luis de Guindos. Es muy recomendable hablar inglés, lo que descarta a Montoro.

Los otros invitados españoles son el presidente de Prisa, Juan Luis Cebrián, y el de Inditex, Pablo Isla.
La influencia que se concede a esta reunión se debe a su secretismo. A diferencia de otros muchos cónclaves internacionales –el caso típico es el de Davos–, Bilderberg siempre ha cerrado sus puertas a los medios de comunicación y ha mantenido en general la discreción sobre los temas que se discuten dentro.
Lo que no se puede negar es que el plantel de primeros ministros, ministros de Exteriores y Hacienda, altos directivos de las mayores empresas, bancos y medios de comunicación del mundo, líderes de la oposición y profesores universitarios es espectacular.
Este año tiene lugar en un hotel en la localidad británica de Wartford en medio de grandes medidas de seguridad. Se celebra cada año desde 1954. Sólo falló en un año, 1976, por un detalle ciertamente embarazoso. El presidente fundador del grupo, el príncipe Bernardo de Holanda, fue descubierto recibiendo sobornos del Grupo Lockheed por la venta de armamento.
Esta es la lista completa de los participantes en la reunión de 2013 tal y como la ha publicado el Telegraph.
–Presidente de la reunión: Henri de Castries, presidente y consejero delegado de AXA.
–Paul M. Achleitner, presidente del consejo de supervisión del Deutsche Bank.
–Josef Ackermann, presidente del consejo de Zurich Insurance.
–Marcus Agius, ex presidente de Barclays.
–Helen Alexander, presidente de UBM.
–Roger C. Altman, presidente ejecutivo de Evercore Partners.
–Matti Apunen, director del think tank EVA.
–Susan Athey, profesora de economía en la Escuela de Negocios de Stanford.
–Asli Aydintasbas, columnista del periódico turco Milliyet.
–Ali Babacan, viceprimer ministro turco para asuntos económicos.
–Ed Balls, número dos de los laboristas británicos. 
–Francisco Pinto Balsemão, presidente y consejero delegado de IMPRESA, y exprimer ministro portugués.
–Nicolas Barré, director del diario económico francés Les Echos.
–José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea.
–Nicolas Baverez, directivo del bufete de abogados Gibson, Dunn & Crutcher.
–Olivier de Bavinchove, jefe del Eurocuerpo y exjefe de Estado Mayor de las FFAA francesas.
–John Bell, profesor de la Universidad de Oxford.
–Franco Bernabè, presidente y consejero delegado de Telecom Italia.
–Jeff Bezos, consejero delegado de Amazon.
–Carl Bildt, ministro sueco de Exteriores.
–Anders Borg, ministro sueco de Hacienda.
–Jean François van Boxmeer, consejero delegado de Heineken.
–Svein Richard Brandtzæg, presidente y consejero delegado de Norsk Hydro.
–Oscar Bronner, editor del diario austriaco Der Standard.
–Peter Carrington, expresidente honorario de las reuniones del Grupo Bilderberg.
–Juan Luis Cebrián, presidente ejecutivo del Grupo Prisa.
–Edmund Clark, presidente y consejero delegado de TD Bank Group.
–Kenneth Clarke, ministro sin cartera del Gobierno británico.
–Bjarne Corydon, ministro danés de Hacienda.
–Sherard Cowper-Coles, director de desarrollo de negocios internacionales de BAE Systems.
–Enrico Cucchiani, consejero delegado de Intesa Sanpaolo.
–Etienne Davignon, ministro belga y expresidente de las reuniones del Grupo Bilderberg.
–Ian Davis, directivo de McKinsey.
–Robbert H. Dijkgraaf, director y profesor del Institute for Advanced Study.
–Haluk Dinçer, presidente de Sabanci Holding.
–Robert Dudley, consejero delegado de BP.
–Nicholas N. Eberstadt, responsable de política económica del American Enterprise Institute.
–Espen Barth Eide, ministro noruego de Exteriores.
–Börje Ekholm, presidente y consejero delegado de Investor AB.
–Thomas Enders, consejero delegado de EADS.
–J. Michael Evans, vicepresidente de Goldman Sachs.
–Ulrik Federspiel, vicepresidente ejecutivo de Haldor Topsøe.
–Martin S. Feldstein, profesor de economía de la Universidad de Harvard.
–François Fillon, exprimer ministro francés.
–Mark C. Fishman, presidente del Instituto de Investigación biomédica Novartis.
–Douglas J. Flint, presidente de HSBC.
–Paul Gallagher, exfiscal general de Irlanda.
–Timothy F Geithner, exsecretario del Tesoro de EEUU. 
–Michael Gfoeller, consultor de asuntos políticos de EEUU.
–Donald E. Graham, presidente y consejero delegado de The Washington Post.
–Ulrich Grillo, consejero delegado de Grillo-Werke.
–Lilli Gruber, periodista italiana del canal La 7 TV.
–Luis de Guindos, ministro español de Economía.
–Stuart Gulliver, consejero delegado de HSBC.
–Felix Gutzwiller, miembro del Consejo Suizo de Estados.
–Victor Halberstadt, profesor de economía de la universidad de Leiden University.
–Olli Heinonen, académico del Belfer Center for Science and International Affairs, de Harvard.
–Simon Henry, director financiero de Royal Dutch Shell.
–Paul Hermelin, presidente y consejero delegado del Grupo Capgemini.
–Pablo Isla, presidente y consejero delegado del Grupo Inditex.
–Kenneth M. Jacobs, presidente y consejero delegado de Lazard.
–James A. Johnson, presidente de Johnson Capital Partners.
–Thomas J. Jordan, presidente del Consejo del Swiss National Bank.
–Vernon E. Jordan, Jr., director ejecutivo de Lazard Freres & Co.
–Robert D. Kaplan, analista gepolítico jefe de Stratfor.
–Alex Karp, consejero delegado de Palantir Technologies.
–John Kerr, miembro de la Cámara de los Lores.
–Henry A. Kissinger, presidente de Kissinger Associates y exsecretario de Estado norteamericano.
–Klaus Kleinfeld, presidente y consejero delegado de Alcoa.
–Klaas H.W. Knot, presidente de De Nederlandsche Bank.
–Mustafa V Koç,. presidente de Koç Holding.
–Roland Koch, consejero delegado de Bilfinger.
–Henry R. Kravis, presidente y consejero delegado de Kohlberg Kravis Roberts & Co.
–Marie-Josée Kravis, académico del Hudson Institute.
–André Kudelski, presidente y consejero delegado del Grupo Kudelski.
–Ulysses Kyriacopoulos, presidente de S&B Industrial Minerals.
–Christine Lagarde, directora del FMI.
–J. Kurt Lauk, presidente del Consejo Económico de la CDU alemana.
–Lawrence Lessig, profesor de la Facultad de Derecho de Harvard.
–Thomas Leysen, presidente del Consejo de Directores del Grupo KBC.
–Christian Lindner, exsecretario general del Partido Liberal alemán.
–Stefan Löfven, líder del Partido Socialdemócrata sueco.
–Peter Löscher, presidente y consejero delegado de Siemens.
–Peter Mandelson, presidente de Lazard International y exministro en los Gobiernos de Blair y Brown.
–Jessica T. Mathews, presidente del Carnegie Endowment for International Peace.
–Frank McKenna, presidente de Brookfield Asset Management.
–John Micklethwait, director de The Economist.
–Thierry de Montbrial, presidente del Instituto Francés de Relaciones Internacionales.
–Mario Monti, exprimer ministro italiano.
–Craig J. Mundie, consejero principal del consejero delegado de Microsoft.
–Alberto Nagel, consejero delegado de Mediobanca.
–Princesa Beatriz de Holanda.
–Andrew Y.Ng, cofundador de Coursera.
–Jorma Ollila, presidente de Royal Dutch Shell.
–Omand, profesor del King's College de Londres.
–George Osborne, ministro británico de Hacienda.
–Emanuele Ottolenghi, académico de la Foundation for Defense of Democracies.
–Soli Özel, profesor de la universidad Kadir Has y columnista del periódico turco Habertürk.
–Alexis Papahelas, director del periódico griego Kathimerini.
–Safak Pavey, diputado turco.
–Valérie Pécresse, diputada francesa.
–Richard N. Perle, académico del American Enterprise Institute y ex subsecretario del Pentágono.
–David H. Petraeus, exdirector de la CIA.
–Paulo Portas, viceministro portugués de Exteriores.
–J. Robert S Prichard, presidente de Torys.
–Viviane Reding, vicepresidenta y comisaria de Justicia de la Comisión Europea.
–Heather M. Reisman, consejero delegado de Indigo Books & Music.
–Hélène Rey, profesor de economía de la London Business School.
–Simon Robertson, abogado de Partner, Robertson Robey Associates y vicepresidente de HSBC.
–Gianfelice Rocca, presidente del Grupo Techint.
–Jacek Rostowski, viceprimer ministro y ministro polaco de Hacienda.
–Robert E. Rubin, copresidente del Council on Foreign Relations y exsecretario del Tesoro de EEUU.
–Mark Rutte, primer ministro de Holanda.
–Andreas Schieder, ministro de Hacienda de Austria.
–Eric E. Schmidt, presidente ejecutivo de Google.
–Rudolf Scholten, miembro del Consejo de Directores del Oesterreichische Kontrollbank.
–António José Seguro, secretario general del Partido Socialista Portugués.
–Jean-Dominique Senard, consejero delegado del grupo Michelin.
–Kristin Skogen Lund, directora general de la Confederación de Empresas Noruegas.
–Anne-Marie Slaughter, profesora de la universidad de Princeton.
–Peter D. Sutherland, presidente de Goldman Sachs International.
–Martin Taylor, expresidente de Syngenta.
–Tidjane Thiam, consejero delegado de Prudential.
–Peter A. Thiel, presidente de Thiel Capital.
–Craig B. Thompson, presidente y consejero delegado del Centro contra el Cáncer Memorial Sloan-Kettering.
–Jakob Haldor Topsøe, directivo de AMBROX Capital.
–Jutta Urpilainen, ministra finlandesa de Hacienda.
–Daniel L. Vasella, presidente honorario de Novartis.
–Peter R. Voser, consejero delegado de Royal Dutch Shell.
–Brad Wall, primer ministro de la provincia canadiense de Saskatchewan.
–Jacob Wallenberg, presidente de Investor.
–Kevin Warsh, académico del The Hoover Institution en la universidad de Stanford.
–Galen G.Weston, presidente ejecutivo de Loblaw Companies.
–Baronesa Williams of Crosby, miembro de la Cámara de los Lores.
–Martin H. Wolf, columnista del Financial Times.
–James D. Wolfensohn, presidente y consejero delegado de Wolfensohn, y expresidente del Banco Mundial.
–David Wright, vicepresidente de Barclays.
–Robert B. Zoellick, académico del Peterson Institute for International Economics y expresidente del Banco Mundial.
3/06/2013

sábado, 1 de junio de 2013

Medios: EE.UU. gestiona sus drones asesinos desde Alemania – RT

Medios: EE.UU. gestiona sus drones asesinos desde Alemania – RT

s

Medios: EE.UU. gestiona sus drones asesinos desde Alemania

Publicado: 1 jun 2013 | 0:43 GMT Última actualización: 1 jun 2013 | 0:48 GMT
El asesinato selectivo de presuntos terroristas mediante drones en África ha sido llevado a cabo desde algunas de las bases militares de EE.UU. en Alemania, revela una investigación de la cadena pública alemana ARD y el diario 'Süddeutsche Zeitung'.


Texto completo en:http://actualidad.rt.com/actualidad/view/96135-drones-alemania-eeuu-ramstein-investigacion