sábado, 30 de abril de 2011

África se muere de sed

| Actualizado 28 Marzo 2011 - 13:11 h.
10.02.2011

Este continente tiene un buen potencial de agua para sus 850 millones de habitantes con 6.460m3 por persona/año, cifra muy importante. Este dato es más estadístico que real y se da por efecto del caudaloso río Congo y los humedales de los trópicos.
África tiene el mayor desierto del mundo, el Sahara, con 8.600.000 de km2. Hay otros dos muy importantes, el de Kalahari y el de Namibia. La desertización está aumentando continuamente, sobre todo en la desembocadura del río Senegal, en Somalia y en la franja que abarca desde Mozambique hasta la zona costera de Sudáfrica.


Las estadísticas proporcionadas por la ONU, en el año 2002, nos aseguran que 258 millones de africanos no tienen posibilidad de acceder al agua potable. Prácticamente todos sus ríos y lagos están contaminados por la sobreexplotación humana, sobre todo por razones económicas.

La utilización de aguas contaminadas se revela en África como uno de los mejores aliados para la expansión del SIDA, pues debilita los cuerpos y contribuye a quebrar la inicial y precaria inmunidad de estos enfermos.

En 1985, hubo una sequía que duró cuatro años, en la que murieron varios millones de personas, debido a las malas políticas del agua, que provocaron que las cosechas fueran malas lo que originó grandes hambrunas.

Los enormes ríos de África Occidental empiezan a perder caudal, lo que origina que la economía de los países ribereños entre en crisis. Sirva como ejemplo Ghana que depende para su desarrollo del suministro eléctrico de la presa de Akasombo, sobre el río Volta.

Malí es uno de los países más pobres del mundo, dependiendo íntegramente del río Níger para su alimentación, transporte y agua. En consecuencia, tiene un alto riesgo de catástrofe medioambiental, debido al nivel de contaminación que presenta. Nigeria, país con más de 130 millones de habitantes no da acceso al agua potable a la mitad de su población.

La cuenca del río Zambeze, ubicado en el sur de África, es uno de los sistemas hídricos más sobre utilizados del mundo. Los países, que componen dicha cuenca, compiten por sus aguas y ha dado origen a graves conflictos. Estos países han sufrido inundaciones y lluvias torrenciales, como la de marzo del año 2000, que estuvieron a punto de provocar una guerra entre Mozambique y Zimbawe, porque este último abrió la presa de Kariba aumentando los efectos devastadores, convirtiéndose en una gran catástrofe humana.

África dispone de tres grandes acuíferos, el de Nubia (Sudán) con un volumen de agua de 75.000 km3, el del norte del Sahara con 60.000 Km3 y el de Karoo (Sudáfrica y Namibia).

Se está produciendo un desastre medioambiental de grandes proporciones en el lago Chad. Éste tiene una cuenca de tipo endorreico que se extiende por unos 2.700.000 km2, ocupando las regiones áridas y semiáridas del Sahara y del Sahel.

Se aprueba un plan de desarrollo con apoyo internacional, en la década de 1960, para conseguir que todas las zonas del lago Chad tuvieran agua y lograr así una fuerte expansión agrícola. Su planificación se inició, en 1962, pero todo el proyecto fue un auténtico despropósito. El estudio hidrológico se hizo en tres semanas y no se tienen en cuenta datos fundamentales como es el nivel del agua del lago Grandes zonas del lago están ya sin agua, en el año 1992, muchos barcos yacen abandonados a más de sesenta km de la costa y algunas zonas están ya completamente secas. El lago pierde dos metros anuales por evaporación y los caudales de los ríos Logone y Chari han reducido su caudal a la mitad. El problema del lago Chad no está en las lluvias o en la evaporación de la zona sino en la irresponsable planificación con que fue realizado este proyecto. Su agricultura en vez de mejorar está destruyéndose, unido al desastre medio ambiental que provoca.

Sirvan estas pinceladas hídricas para ver la grave problemática del agua existente en el continente africano así como los niveles alarmantes de contaminación, debido a un uso irresponsable de las multinacionales petrolíferas y agrarias que hacen prever un futuro muy oscuro para su desarrollo humano y económico.

La privatización del agua, favorecida por los organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que dicen velar por el desarrollo de los países pobres, son responsables por ejemplo de que en Kenia un litro de agua cueste el doble que el de gasolina.

Sirva otro ejemplo, la República de Guinea, en 1999, no renueva un contrato de arrendamiento de sus servicios de agua a empresas francesas. A partir de entonces Guinea no cuenta tampoco con las aportaciones del Banco Mundial ni del Fondo Monetario Internacional, que le exigen la venta de los servicios de distribución de agua y de saneamiento como condición previa para recibir ayuda de estas instituciones económicas mundiales.

EL RIÓ NILO, SOLUCION Y PROBLEMA

El río Nilo es muy importante y vital para la vida de Egipto, que apenas recibe lluvia aprovechable y no tiene más agua que unos pocos acuíferos debajo del desierto, que se están reduciendo rápidamente. Sólo el 2% de Egipto no es desierto y el estrés hídrico aumenta mes a mes. Este río atraviesa nueve países. Como ya hemos visto, Egipto ha estado dispuesto a ir a la guerra para impedir que se merme su caudal. A mediados de la década de los ochenta estuvo a punto de ordenar ataques aéreos contra Jartum porque se pensaba que amenazaba sus aguas.

Se permitió aumentar a Sudán su asignación de agua por los tratados firmados en 1959, pasando de los 4.000 millones de m3 estipulados, en el acuerdo de 1929, a 18.500 millones de m3. Se acuerda en el mismo la construcción del embalse de Rosieres y se le propone seguir adelante con el canal de Jonglei. A cambio Egipto puede construir el embalse de Assuán sin interferencias. El tratado establece un comité de ambos países que supervisa todos los proyectos de desarrollo que pudiesen afectar al curso del río.

En 1970, Sudán y Egipto comienzan conjuntamente la construcción compartida del canal de Jonglei.

Sudán sufre una guerra civil interminable que la desangra. Los dos países ya se han gastado más de cien millones de dólares donados por otros países y sin embargo Jonglei sigue sin terminarse. Egipto necesita el agua que se supone que tiene que aportarle el canal.

Etiopía es un problema para los egipcios todavía peor que los sudaneses. Se encuentra más alejado y mientras los sudaneses son musulmanes como ellos, los etíopes mayoritariamente son cristianos y siempre han ido a su aire y siguen haciéndolo.

Etiopía cuenta con grandes posibilidades de desarrollo agrícola, poseyendo regiones como Keffer y Nyala que disponen de tierras muy ricas, que pueden producir durante todo el año alimentos y cultivos comerciales. Otras regiones tienen grandes posibilidades pero no están bien regadas. Para que haya riego tiene que haber embalses pero estos no son permitidos por los egipcios, pues hacen disminuir la cantidad de agua que lleva el Nilo hasta su país.

Los etíopes no han hecho nada que perjudique a los intereses de los egipcios. Se alcanzó un acuerdo general entre los etíopes y egipcios, en 1993. El acuerdo es poco concreto pero incluye una cláusula, según la cual, cada país se compromete a no hacer nada en el Nilo que pudiese perjudicar al otro y lo que es más importante acordaron, “que la futura cooperación en lo tocante a los recursos hídricos estaría fundada en el derecho internacional”.

Los egipcios deberían almacenar el agua del Nilo en grandes embalses situados en las tierras altas, donde la velocidad de la evaporación es mucho menor que en el actual lago Nasser en medio del desierto, que pierde dos metros de altura anuales por culpa de la evaporación. En los años 1979-1988, el nivel del agua se reduce y pone en peligro la generación de energía hidroeléctrica.

Assuán tiene una primera presa construida en 1902, que ya era una gran presa, con más de dos kilómetros de largo y perforada por 180 compuertas. Esta cantidad de compuertas y que no fuese ni muy larga ni alta, hacen que su efecto neto no sea negativo en cuanto al paso del limo. Retenía cuatro millones de pies de acre de la cola de la crecida anual del Nilo a fin de distribuirlos más adelante, lo que viene muy bien en los años secos, dejando pasar el grueso de la crecida con su importantísima carga de limo.

La actual presa es diferente, mucho mayor y más larga: cien metros de altura y casi cuatro mil metros de larga. Su problema está en el famoso limo, que yo no atraviesa la presa. Se queda ahí y va acumulándose poco a poco, lo que reduce su capacidad de regeneración de las orillas río abajo y provoca una mala calidad de sus aguas por la putrefacción que sufre. Evidentemente reduce la capacidad del embalse pero sobre todo hace que sus aguas sean insanas.

Cuando se construyó, no fueron conscientes de que el limo no iba a pasar y que se acumularía en el vaso. Los egipcios piensan que la presa elimina por completo la posibilidad de las inundaciones y guarda el agua para los años en que llueve poco. Si Egipto pudo mantener su agricultura durante tantos siglos, fue exclusivamente gracias al depósito anual de limo nuevo procedente de las tierras altas etíopes, los humedales sudaneses y las zonas centrales africanas.

El limo se acumula en Assuán, y ya no llegan sus rico en nutrientes al Mediterráneo y esto destruye la pesca de la sardina en el delta del Nilo.

La consecuencia de la presa de Assuán es la destrucción lenta pero imparable de su delta. El segundo problema es que el agua corre más deprisa sin limo. Los cauces son excavados con más fuerza y se vuelven más hondos y peligrosos.

Los cambios en el reparto del agua del Nilo hacen retroceder al delta unos tres metros anuales. Este riego intensivo ha provocado un aumento constante de la cantidad de sal en el suelo que cuestiona gravemente su futuro agrícola, pues hace disminuir su productividad.

El aporte del agua del Nilo está en peligro. Egipto utiliza el agua de una manera eficiente, pero está consumiendo todo el suministro disponible. La población crece a un ritmo del 3% anual, es decir, hay 1.300.000 de egipcios más cada año.

Si Etiopía desviase o consumiese una parte considerable del Nilo, Egipto que depende por completo del Nilo, se quedaría sin el agua y los egipcios han dejado claro siempre que si esto ocurriese no tiene otra salida que la guerra.

LA REVOLUCION VERDE DE LIBIA

Libia tiene un gran acuífero situado en el sur, en pleno desierto en la región de Kufra. El presidente libio Gadafi pensó en trasvasar esta agua hacia la zona costera que es donde vive mayoritariamente su población. Para la realización de esta macro empresa se deciden por las empresas surcoreanas. Es elegida la Compañía Industrial de Construcciones Dong Ah.

Tras diez años de construcción, se acabó la conducción de agua, con una longitud de 1.900 km. Se inició con dos campos con 234 pozos perforados hasta el acuífero. Puede transportarse dos millones de toneladas de agua al día. Cada campo aporta unos 350 millones de m3 de agua al año, que han empeorado su calidad debido al gran uso que han tenido.

El coste de la obra se ha valorado en más de 4.000 millones de dólares.

Una segunda fase, ha consistido en construir un campo de pozos aún mayor para explotar el acuífero occidental, el de Marzag, con 484 pozos y dos tuberías de cuatro metros de grosor que llevan el agua a la costa. Una de estas tuberías transporta 700 millones de m3 al año hacia la costa y las explotaciones agrícolas de Gefara, con la finalidad de favorecer el desarrollo de esta zona y restablecer el equilibrio ecológico, reponiendo las capas freáticas y mejorando la calidad del agua.

La otra tubería transporta 175 millones de m3 al año a los municipios que hay a lo largo de la cordillera noroccidental. El coste de esta segunda fase ha costado 6.400 millones de dólares.

El proyecto conjunto es de cinco fases, como vemos están realizadas dos. La tercera fase es conectar un nuevo campo de pozos a la conducción de la fase primera, añadiéndole un caudal de 560 millones de m3 al año. La cuarta fase conecta las ramas oriental y occidental llevando un aporte adicional de 350 millones de m3 a las llanuras de Gefara. La última fase consiste en extender la rama oriental de la fase primera hasta la ciudad de Tobruk.

NAMIBIA

Es uno de los países más secos del mundo, donde la escasez del agua y la impermeabilidad de sus suelos constituyen un escollo permanente para el desarrollo nacional. El promedio de precipitaciones anuales es de 250 mm3. Esta poca pluviosidad dura poco pues el 83% de la misma se pierde por evaporación, las plantas absorben el 14% que pasa a la atmósfera y queda sólo el 2% para alimentar sus efímeros ríos y el 1% se filtra hacia los acuíferos

Las aguas subterráneas en Namibia cubren actualmente el 45% de las necesidades, pero van cobrando mayor importancia en la misma medida que aumenta la población y se desarrolla económicamente y cuando las sequías se vuelvan más frecuentes y asoladoras.

Namibia estuvo al borde de la guerra con Botswana. A los ya habituales problemas fronterizos se une la intención de los namibios de desviar una parte del río Okavongo, que es el tercer río de África, con la finalidad de captar el 2% de su caudal para poder abastecer a su capital Windhoek. Para solucionar sus problemas hídricos se han realizado negociaciones con otros países para regular la cesión de aguas del río Zambeze.

Namibia no tiene ningún río de curso regular que pueda considerarse como propio. Es una tierra de ríos volátiles, que surgen casi con violencia y desaparecen sin avisar, pueden fluir durante un corto periodo de tiempo después de lluvias torrenciales para desaparecer en la arena roja del desierto o las hierbas de la sabana.

Se empieza a trabajar actualmente sobre los acuíferos existentes, algunos de ellos transfronterizos. A través de los acuíferos del subsuelo se intenta economizar sus reservas, evitando la evaporación y llenando los acuíferos convirtiéndolos en los depósitos de agua más grande del continente. Se hace bloqueando los desagües de los tres grandes embalses que abastecen de agua a la capital.

Estos tres embalses se conectan por medio de un canal abierto que atraviesa 250 km de sabana cubierta de vegetación. Cuando el agua llega a la capital, no sólo ha de ser tratada, sino que se ha perdido mucha por evaporación. Se está planteando que en vez de dejarla expuesta al sol se inyectará al acuífero debajo de la ciudad.

Namibia Lesotho y Sudáfrica están trazando el mapa de una enorme serie de acuíferos denominados Karoo, que a través del desierto de Kalahari, se extiende por los tres países. Se espera que estas investigaciones permitan descubrir en Namibia grandes reservas de agua que constituyan una alternativa al río Okavongo.

Con una extensión de 65.000 km2 en territorio de Namibia, los acuíferos del Karoo están reduciendo su existencia.

SUDÁFRICA

En la provincia surafricana de Kwazuli-Natal se desata, en el año 2000, la mayor epidemia de cólera de los tiempos modernos. La causa es el cambio del agua comunal gratuita por otro sistema privatizado, para beneficio de la empresa multinacional. Más de 120.000 personas son infectadas cuando el nuevo operador suspende el servicio por falta de pago de las facturas y más de 300 de ellas mueren, incluyendo muchos niños, por enfermedades transmitidas por el agua, al ser insanas.

En Sudáfrica, en la conocidísima ciudad de Soweto, la gente pobre sufre la carencia de agua. La solución del gobierno surafricano, siguiendo las recomendaciones del Banco Mundial ha sido la privatización de las empresas municipales. Se crea la JohannerburgoWater, subsidiaria de la francesa Suez, decide que para conectar el agua a las poblaciones de bajos ingresos se instalen medidores prepago para el servicio de agua.

Las familias, que contratan este sistema en Soweto, hacen como con el teléfono móvil comprar una tarjeta con el consumo adelantado que se propone realizar. Cuando el medidor indica que el consumo autorizado se ha agotado, las tuberías dejan de llevar agua.

Entonces las mujeres acarrean el agua de los camiones cisternas. Si no tiene para adquirir una nueva cuota de agua, permanecen así hasta que puedan hacerlo. El sistema permite además diversos menús intermedios, según el poder adquisitivo. Todo vale en la medida que la multinacional pueda reducir el riesgo de no ser pagado y en consecuencia, asegurar su beneficio, no importa la calidad de sus vidas ni su salud, sino el beneficio empresarial.

Como vemos, agua hay en África pero está mal repartida y la que hay está muy contaminada, por lo que la población padece grandes epidemias.

La solución pasa por la inversión en agua potable segura y redes sanitarias de alcantarillado y la posterior depuración de las aguas usadas. Es fundamental que todo se haga desde el sector público y se eviten las tendencias privatizadoras que desean las multinacionales con resultados nefastos para la población.

 nuevatribuna

domingo, 24 de abril de 2011

“No sólo ‘otro mundo es posible’ sino que ‘otros mundos existen’”

ENTREVISTA A BELTRÁN ROCA, PROFESOR DE ANTROPOLOGÍA Y COORDINADOR DEL LIBRO ‘ANTROPOLOGÍA Y ANARQUISMO’

“No sólo ‘otro mundo es posible’ sino que ‘otros mundos existen’”


Sergio de Castro Sánchez / Zaragoza
Viernes 22 de abril de 2011.  Número 148

DIAGONAL: ¿Qué aporta un enfoque anarquista a la antropología?
BELTRÁN ROCA: Los enfoques anarquistas han realizado, y aún pueden realizar, numerosas contribuciones a la antropología. Pienso, por ejemplo, en la crítica al Poder, a la Ciencia, al Estado. La crítica, el cuestionamiento de lo que nos viene dado, es el primer paso de toda investigación científica. A mis alumnos de la asignatura “Métodos y Técnicas de Investigación” les enseño que uno de los primeros pasos en una investigación es revisar críticamente los trabajos que se han publicado sobre la problemática a estudiar. Y a crítica a los anarquistas no nos gana nadie.
 Muchos conocidos antropólogos como Pierre Clastres, Stanley Diamond, James C. Scott, o hasta el mismo Radcliffe-Brown, se han visto inspirados de un modo u otro por ideas libertarias. De manera más específica, muchos de estos autores han estudiado las sociedades sin estado sin prejuicios. En las primeras teorizaciones sobre las sociedades primitivas, éstas eran representadas como sociedades incompletas, poco evolucionadas. Estos antropólogos han demostrado que esto no era así. Estas sociedades tienen su propia línea evolutiva distinta a la nuestra, conocen el estado y prescindir de él es, en muchas ocasiones, una opción estratégica.

D.: Asimismo, defiendes que el anarquismo también se ha visto influenciado por la antropología.
 B.R.: Indudablemente el anarquismo ha bebido de la antropología. Anarquistas clásicos como Kropotkin o Reclus estudiaron las formas de vida de otros pueblos, de sociedades sin estado. Los anarquistas habían inventado una sociedad sin estado, pero resulta que los etnólogos ya habían encontrado esas sociedades.
Otra contribución, algo más reciente, es sobre la concepción del poder. Especialmente en América Latina, importantes sectores del movimiento libertario están reformulando y utilizando el concepto de “poder popular”. En primer lugar, autores como Clastres nos enseñan que es posible una sociedad sin dominación, pero no sin poder. Como Foucault apuntó, el poder no solo constriñe, también produce. Me refiero al poder-hacer, en contraposición al poder-sobre. Este es el poder al que nos referimos cuando decimos: “Puedo hacer esto o lo otro”. Así los anarquistas aspiran a que el poder resida en el pueblo (a través de estructuras horizontales como asambleas barriales, consejos obreros, etc.). En segundo lugar, aspirar al poder popular implica abandonar planteamientos sectarios que han predominado y aun predominan en algunos sectores del anarquismo. Se trata de implicarse en los movimientos sociales para promover ese tipo de estructuras y funcionamientos horizontales.

Hay que decir las cosas claras. Hay muchos anarquistas que se sienten muy cómodos en pequeños círculos en los que todos comparten sus puntos de vista, o si no, que se han especializado en luchas internas de facciones dentro de sus organizaciones. Desde luego así no se genera poder popular. Lo que molesta a muchos de los detractores del poder popular es precisamente que se pone en cuestión las prácticas sectarias que han esclerotizado al movimiento libertario. Por eso algunos acusan a sus defensores de “tender puentes hacia el socialismo autoritario”.

D.:¿Qué diferencia una “antropología anarquista” de una “antropología marxista?
B.R.: Sobre esto el antropólogo que mejor se ha pronunciado—y más claro—es Pierre Clastres. Ya en los años setenta, cuando el marxismo estaba de moda en ámbitos universitarios, denunció que el marxismo era una doctrina que aspiraba a la conquista del poder en todas las esferas de la sociedad, incluida la Universidad. Posiblemente pagaría caro su enfrentamiento con los estalinistas. Pero fue enormemente sincero.
Yo añadiría que el marxismo y el anarquismo comparten raíces y elementos comunes: la importancia de la perspectiva de clase y de los factores económicos y productivos en la conformación de las sociedades industriales, aspiraciones a modelos de sociedades más justos y equitativos, etc. Sin embargo, el anarquismo fue más allá para cuestionar el poder en otros ámbitos de la vida, más allá de la fábrica: el Partido, el Estado, la Iglesia, la Universidad... De ahí que el anarquismo no haya atravesado por esos altibajos.
Hoy, en cambio, la antropología ha sido invadida por otra moda igualmente peligrosa: el posmodernismo. Es cierto que autores como Foucault o Deleuze contienen importantes contribuciones, pero la ideología posmoderna puede ser terriblemente desmovilizadora e intelectualista si no se sabe poner en su sitio. Me refiero, entre otras cuestiones, a que respalda la idea del “fin de la historia” y de las utopías que tanto vocean los neoconservadores. Se defiende, además, un relativismo radical propio del que le importa un bledo los demás. No señores, no todo vale. Unas cosas valen más que otras para según qué finalidades. Y el investigador tiene un compromiso con la sociedad.

D.: La antropología surge con un claro enfoque etnocentrista ligado a intereses colonialistas e imperialistas. ¿Puede un enfoque anarquista ayudar a dejar atrás ese enfoque de la antropología?
B.R.: Efectivamente, la antropología nace como ciencia para conocer a “los otros” (indígenas, primitivos de los territorios que se estaban colonizando), con el objeto de dominarlos, aculturarlos. En la actualidad incluso el gobierno estadounidense está reclutando antropólogos para sus contiendas en Irak y Afganistán, conscientes de que la invasión puramente militar es inviable. Con ese pasado alguien puede preguntarse, ¿es posible que una ciencia nacida para dominar pueda contribuir a una empresa libertaria? Sin embargo, desde los orígenes de la disciplina muchos antropólogos y proto-antropólogos utilizaron sus conocimientos para realizar una crítica de su propia cultura. Me refiero, por ejemplo, a Stanley Diamond, Élie Reclus o el mismo Kropotkin. Hoy, por ejemplo, numerosos investigadores están explorando vías para descolonizar a la antropología, quitarle el lastre etnocéntrico, desarrollando antropologías del mundo, antropologías no hegemónicas. Se trata de pensar no sobre los territorios sino desde lo local. Las ideas anarquistas sobre el poder o el conocimiento científico conectan muy bien con el quehacer de esos antropólogos, pues éstos se plantean la pirueta de producir conocimientos no hegemónicos sin acabar generando sus propias hegemonías.

D.:
La manera en que desde la Modernidad se ha entendido la oposición Naturaleza/Cultura ha sido una de las bases del capitalismo en tanto éste se basa en la explotación de la primera como una necesidad cultural. ¿Hay en la “antropología anarquista” un enfoque diferente de la relación entre Naturaleza y Cultura?
B.R.: Bueno, eso que estamos llamando “antropología anarquista” engloba una gran diversidad de autores y escuelas. Por lo general, muchos antropólogos han cuestionado esa división naturaleza/cultura. Algunas corrientes, como la Ecología Social (en la que, dicho sea de paso, destacan algunos antropólogos), parten de esa crítica. Existe, afirman, una estrecha relación entre la forma en que los humanos nos relacionamos con el medio ambiente, y la forma en que nos relacionamos con nosotros. Un proyecto político que aspire a la transformación social debe tener esto en cuenta.
Quizá la corriente más radical en este sentido es el llamado “primitivismo”, uno de cuyos precursores es John Zerzan. Ha llegado a afirmar que los orígenes de la alienación y la desigualdad están en el lenguaje, en la capacidad de simbolizar. A mi me parece exagerado y poco realista.

D.: La tradición occidental tiende a establecer al Estado como fundamento necesario para la existencia de la propia sociedad. ¿Qué aporta a este debate un enfoque anarquista de la antropología?
B.R.: Hablar de tradición “occidental” planeta problemas. David Graeber, por ejemplo, ha apuntado eso en algún texto. Aunque ese es otro tema. He explicado que el impulso de muchos de los primeros antropólogos fue precisamente demostrar que sin Estado hay sociedad. Los manuales básicos de antropología muestran hoy que el Estado, es sólo uno de los modelos de organización socio-política que existen. Aunque es predominante, han existido y existen multitud de sociedades sin un aparato de poder centralizado, una fuerte estratificación social y el monopolio de la violencia, que es lo que diferencia al Estado de otras formas políticas. James C. Scott ha planteado recientemente en The Art of Not Being Governed, que en la actualidad existe una zona montañosa en el Sudeste Asiático de la extensión de Europa en la que el Estado apenas tiene incidencia gracias a estrategias deliberadas de los pueblos que residen allí. No se trata sólo de que “otro mundo sea posible”, sino de que “otros mundos existen”.

D.: ¿Qué aporta un enfoque anarquista de la antropología a la lucha de los movimientos sociales?
B.R.: Este es quizá uno de los puntos clave de la antropología contemporánea. Por un lado, una “antropología anarquista” debe ofrecer herramientas teóricas y metodológicas para que los activistas generen colectivamente sus propios conocimientos (en base a los cuales desarrollar sus líneas estratégicas de acción). No se trata ya de la intelligentsia, de una vanguardia intelectual, que dirija, instruya e ilumine a los militantes. Se trata de ofrecer esos conocimientos para los que han sido entrenados los antropólogos en la Academia para que los actores produzcan sus propias explicaciones (a través, por ejemplo, de la investigación-acción, o de técnicas como el DAFO o el forum comunitario). Además, hoy muchos de los activistas mismos son antropólogos. Si se da un paseo por un departamento de antropología de cualquier universidad, verá que una alta proporción del alumnado pertenece a movimientos sociales.
Por otro lado, numerosos investigadores contemporáneos, en su mayoría jóvenes, están analizando esos nuevos movimientos sociales, especialmente el llamado movimiento “anti-globalización”. Me vienen a la mente etnógrafos como Gavin Grindon, Jeffrey Juris o David Graeber, que están haciendo un excelente trabajo. En todo esto hay quizá una carencia: el estudio de nuestros propios movimientos sociales tiene un límite. Llega un momento en que estudios adicionales no van a incrementar la eficacia, ni el apoyo social. Se echan en falta estudios de las instituciones de Poder: como grandes corporaciones, espacios privados de élites dirigentes o instituciones del Estado. También se echan en falta análisis rigurosos sobre los mecanismos a través de los que los movimientos sociales son cooptados y neutralizados. Aunque existen limitaciones para la financiación de este tipo de estudios, creo que con el tiempo se solventará esta carencia.

miércoles, 20 de abril de 2011

ENTREVISTA A BENJAMÍN PRADO "La justicia española quiere estar por encima de la ley"

El escritor destapa el lado oscuro de la transición española en 'Operación Gladio' | Explica cómo los servicios secretos de EUA pudieron estar detrás de diversos atentados en España | El autor se muestra crítico con la situación de la justicia española y rinde homenaje a la profesión periodística en su novela

Libros | 19/04/2011 - 00:51h
Raquel Quelart La red Gladio fue una organización secreta paramilitar que nació después de la II Guerra Mundial para combatir la expansión del comunismo por Europa. Esta red, financiada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense operaba cometiendo atentados atribuidos a grupos de izquierdas. El escritor Benjamín Prado se inspira en esta organización clandestina en Operación Gladio, una novela de espías, tejida a través de seis años de documentación, donde se investiga la relación de la CIA con casos oscuros de nuestra historia reciente.
El autor se suma a la lista de escritores nacidos en los años sesenta que han decidido hacer una revisión de la transición española a partir de sus novelas. Además de narrar historia, ficción y poesía, Prado da rienda suelta a su amor por la música escribiendo canciones para Joaquín Sabina y cantando en los escenarios junto al grupo Pereza.

- ¿Qué era la red Gladio?
- Una organización paramiliatar creada por la CIA después de la II Guerra Mundial. Sus dirigentes reclutaban soldados entre los veteranos de los camisas negras de Benito Mussolini. Tenían como objetivo evitar la expansión del comunismo por Europa. La red pudo haber cometido más de 4.000 atentados, de los que fueron culpados extremistas de izquierdas. La organización mantenía contactos con neofascistas, principalmente italianos, pero también españoles, griegos y alemanes.

- ¿En qué atentados perpetrados en España la red Gladio pudo haber estado detrás?
- Por ejemplo, en el de los abogados de Atocha y el de Carrero Blanco.

- ¿Por qué estaría interesada la CIA en borrar del mapa al almirante Carrero Blanco?
-  El gobierno de Estados Unidos estaba enfadado con el régimen franquista porque no le había dejado utilizar las bases españoles para la guerra de Yom Kipur. El secretario de Estado estadounidense, Henry Kissinger, estaba en Madrid cuando mataron a Carrero Blanco. La embajada de Estados Unidos se encontraba a pocos metros del escenario del crimen, una zona obviamente peinada por la CIA. Sin embargo, nadie vio a los etarras.

- Sospechoso.
- Fue en el año 2008 cuando desclasificaron un cable de la embajada de EUA datado de un mes y medio antes de que se produjese el atentado. Decía así: “Lo mejor para nosotros es que Carrero Blanco desaparezca del mapa”. Es evidente que la CIA miró hacia otro lado y que sabía que iban a matar al presidente del Gobierno de España. Les interesaba más una democracia amiga que una dictadura anquilosada.

- ¿Qué otro ejemplo puede citar?
- En el asesinato de los abogados laboralistas de Atocha se encontró una metralleta que el terrorista italiano de la red Gladio habría utilizado para cometer el crimen. Al día siguiente del magnicidio, no quedaba ni rastro de los agujeros de ráfaga y  el arma, un fusil del ejército español, nunca llegó al sumario.

- ¿Qué relación guardan los GAL con la red Gladio?
- Toda. Los mismos terroristas que participaron en el asesinato de los abogados de Atocha son los mismos que acabaron participando en la guerra sucia contra ETA. Para mí los GAL son el último coletazo de la mentalidad de la dictadura en democracia que piensa que “al enemigo no se le combate con ideas, sino que se le elimina y se lo entierra en cal viva”.


- En sus últimos libros ha escrito sobre la transición. ¿Ésta es una manera de recuperar la memoria histórica de aquella época?
- La gente suele relacionar la memoria histórica con lo que ocurrió durante la Guerra Civil y el franquismo, sin pensar en la transición o en los GAL. No tengo nada en contra de la transición en sí misma, lo que combato es la idea de la perfección de esa hazaña. Es una ingenuidad pensar que en un año y medio –el tiempo que duró - se solucionaron todas las injusticias derivadas de la dictadura. Es cierto que la transición fue un triunfo de todos, pero tuvo sus perdedores.

- ¿Quién salió perdiendo?
- Los ciudadanos a los que todavía no hemos pagado por todo el sufrimiento y esfuerzos que tuvieron que hacer. Un ejemplo que pongo en la novela es la ocultación que se ha hecho de la red Gladio.

- ¿Por qué para usted es tan importante recuperar la memoria histórica?
- ¿Adónde vas si no sabes de dónde vienes? Se equivocan los enemigos de la memoria y partidarios del olvido, porque cuando se sepa todo lo que hemos tenido que hacer para tener esta democracia, vamos a valorarla más. No hablo con rencor personal, porque no tengo ningún muerto que haya sido víctima del franquismo.

- ¿Y qué es lo que más le preocupa de esta cuestión?
- La gente que, como consecuencia de las partes no solucionadas de la dictadura, sigue sufriendo. Este es el caso de los niños robados y sus padres biológicos. 

- Aunque algunos de los robos de bebés se cometieron en los años ochenta, ya en democracia.
- Sí, fueron robados por causas económicas, pero en el fondo todo proviene de la misma mentalidad franquista: antes les robaban porque eran republicanos y después porque eran pobres.

- ¿Por qué cree que se ha tardado tanto en hablar de los niños robados, material de uno de tus libros?
- Fueron cerca de 50.000 menores que desaparecieron. Cuando publiqué Mala gente que camina, algún periódico tituló “Benjamín Prado denuncia el supuesto robo de niños por parte de la dictadura”. El que lea la novela verá muchísimos datos y documentos.

- Pero no hay ninguna sentencia en firme.
- Me preocupa que en plena democracia y tantos años después todavía se siga hablando de esto. Los robos de niños era una de las cosas que el juez Garzón incluyó en la investigación de los crímenes de la dictadura. Él pedía que el Estado hiciera pruebas de ADN y míralo cómo ha acabo.

- ¿Para qué ha servido la ley de memoria histórica?
- Para ganar tiempo. Piensan: “Vamos a dejar que se mueran y que dejen de dar la lata”. Una persona que sufre se convierte en una persona molesta. Es una de los componentes más terribles de nuestra naturaleza. En vez de apiadarnos de él, lo consideramos un latoso que viene a perturbar nuestra tranquilidad. Me imagino que cada vez que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica llama a la puerta de un ministro, éste piensa: “Qué pesados”.

- En el libro se desprende cierto tono de crítica a la justicia española. ¿Qué opina sobre el hecho de que Garzón se siente en el banco de los acusados?
- Me cae mejor la causa de Garzón que Garzón, pero aún así creo que no hay derecho con lo que está sucediendo con él. Es extraño que el mismo juez que mandó a perseguir a Pinochet y Videla, le echemos a patadas de la Audiencia Nacional cuando quiere investigar algo tan remoto como los crímenes del franquismo, que no entiendo a quien puede perturbar.

- Desenterrar cadáveres no es tarea fácil.
- Cuando alguien quiere recuperar a su abuelo de una cuneta o del Valle de los Caídos, no veo ideología ni política, sino un asunto familiar. A lo mejor si mi abuelo estuviera en una cuneta, no querría que estuviera allí, o a lo mejor, como mi amigo Ángel González, cuyo hermano fue fusilado en la guerra, diría: “Las cosas son como fueron, aunque supiera donde está mi hermano, no iría a sacarlo”.

- ¿Qué ocurre con la justicia española?
- La justicia española quiere estar por encima de la ley, hasta tal punto que los jueces han llegado a pedir un fondo de dinero público para pagar las posibles multas o gastos que tengan en caso de errores graves y prevaricación. No sé qué me sorprende más, que los jueces lo pidan o que no se monte un gran escándalo por este tema.

- ¿Cómo se llega a este punto?
- Seguramente porque la famosa separación de los poderes públicos es la gran asignatura pendiente de nuestra democracia. No obstante, considero que tenemos una  democracia muy consolidada y que el español es un animalito democrático, aunque, al mismo tiempo, es una democracia joven.

-  ¿Qué parte de la novela es ficción y qué parte está basada en hechos reales?
- Soy muy galdosiano, me gustan mucho las novelas de Galdós y Balzac, que mezclan personajes reales y de ficción, y me divierte escribirlas. Además, me obliga a estudiar episodios de la historia de España, en especial de la transición. Espero que el 80% sea ficción. La realidad, cuando está dentro de una novela, ya es ficción porque manipulas los acontecimientos.

- ¿El libro también es un homenaje a la profesión periodística?
- La novela rinde homenaje a los periodistas que no trabajan sólo por una nómina, sino porque tienen una misión que cumplir: decir la verdad. Piense que en lo que va de siglo se han cargado a diez periodistas por mes, 1000 en total.

-  Usted es coautor del álbum Vinagre y rosas de Joaquín Sabina. ¿Cuál es su relación con él?
- Hace treinta años que nos conocemos. Somos amigos de toda la vida y algo más, porque si no sería muy raro que nos hubiéramos puesto a escribir un disco entero y que hayamos acabado más amigos de lo que éramos. Escribir es una tarea muy solitaria, egoísta y egocéntrica. Con Joaquín es fácil porque es muy respetuoso. Nos lo hemos pasado muy bien. Antes era su amigo, ahora soy su chulo, él canta y yo me quedo en casa y me llega parte del dinero, aunque la más pequeña (ríe).

- ¿No ha pensado en dedicarle más tiempo a la música?
- No, tengo una suerte infinita de que me paguen por lo que yo pagaría, que es ser escritor. Me gusta mucho el rock y la mezcla y cantar con Pereza. Es muy bonito ver a los fans dispuestos a gritar cada vez que mueven un dedo. Pero nunca he tenido la más mínima tentación de dedicar más tiempo a la música.

- Alguna anécdota sobre su faceta musical tendrá para explicarme.
- La Ministra de Cultura en un concierto con Coque Malla en el teatro Fernán Gómez en Madrid me dijo: “Has tenido lo que quiere todo el mundo: ser una estrella del rock and roll durante dos horas”. Le advertí que nunca he querido serlo, pero conozco muchas estrellas de este género a quienes les gustaría que se los tomaran en serio como escritores. Estas cosas cuando las haces como excepción es más divertido.