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sábado, 27 de abril de 2013

¿Cuánto desempleo provocaron Reinhart y Rogoff por su manipulación matemática?


Crecimiento del PIB ante diferentes niveles de deuda
Crecimiento del PIB ante diferentes niveles de deuda
 
La semana pasada estalló el escándalo de la falacia que intentaron demostrar los economistas Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff en un oscuro informe referido a las consecuencias de la deuda pública sobre el crecimiento económico. Dicho documento (Growth in a Time of Debt, El crecimiento en un período de deuda), fue publicado hace tres años y de inmediato ganó las preferencias mediáticas y políticas y se convirtió en la punta de lanza de quienes propician las políticas de austeridad y los recortes del gasto público. El FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo lo abrazaron como una biblia del pensamiento económico y comenzaron a advertir a los países de las dramáticas consecuencias que sufrirían si no reducían sus niveles de endeudamiento.

El trabajo de Reinhart y Rogoff hacía especial énfasis en que una deuda pública que superara el 90 por ciento del PIB provocaba un crecimiento negativo de -0,1 por ciento. No explicaban el umbral ni las razones de este salto cuantitativo dado que una deuda menor al 90% del PIB conlleva un crecimiento positivo de 2,8 por ciento (ver gráfica). Pese a que Reinhart y Rogoff no fundamentan el punto de quiebre y la posible existencia de otros factores, los planes de reducción de la deuda pública comenzaron a correr de inmediato por la vía de los recortes presupuestarios y los planes de austeridad. Y como hasta el propio FMI se ha dado cuenta: los planes de austeridad no han hecho más que profundizar la crisis. Reinhart y Rogoff (con la complicidad de los políticos y los medios de comunicación) son hoy responsables de la profundización de la crisis, y de los millones de trabajadores que han quedado desempleados en los últimos tres años.

La tesis de Reinhart y Rogoff fue refutada por los economistas Thomas Herndon , Michael Ash y Robert Pollin en su documento Does High Public Debt Consistently Stifle Economic Growth? A Critique of Reinhart and Rogoff , en el cual detectaron una serie de inconsistencias matemáticas en el uso de los datos (manipulación de datos); errores en la planilla excel y un modelo econométrico espúreo. Los resultados de Herndon, Ash y Pollin, con los mismos datos de Reinhart y Rogoff arrojaron el resultado de un crecimiento de 2,2 por ciento promedio para los países que superaban el 90 por ciento de deuda respecto al PIB, una diferencia considerable respecto al resultado de la dupla Reinhart y Rogoff (ver gráfica). No es primera vez que se manipula la información con el objetivo de favorecer a los ejes del poder dominante (la banca y los bankeros) y ya debe estar en marcha otro plan para continuar con las políticas del desastre que han predominado en los últimos tres años. A estas alturas esta claro que los “rescates” sólo han sido para salvar a la banca y los bankeros. El desempleo sigue imparable.

Errores y manipulación de datos

Herndon, Ash y Pollin encontraron que Reinhart y Rogoff excluyeron selectivamente a algunos países (Nueva Zelanda y Bélgica, entre otros) para obtener el resultado buscado. Asimismo, excluyeron del análisis a países que estaban fuertemente endeudados pero que tenían crecimiento regular; y emplearon un método muy discutible para ponderar a los países. El conjunto de estos tres sesgos favorecía el resultado que Reinhart y Rogoff buscaban: que la deuda pública es el gran cáncer para el crecimiento económico.

Reinhart y Rogoff utilizaron el período de 1946 a 2009 para desarrollar su tesis, pese a contar con datos disponibles desde 1890 para más de 40 países. Pero como en este período de más de cien años hay muchos países con una relación deuda/PIB superior al 90 por ciento que crecieron regularmente, no les servían para su objetivo. Aún así, Herndon, Ash y Pollin encontraron que el trabajo de Reinhart y Rogoff excluyó varios años de Australia (1946-1950), Nueva Zelanda (1946-1950) y Canadá (1946-1950). Esto tiene importantes consecuencias dado que estos países tienen una elevada deuda y un sólido crecimiento en ese período: Canadá tiene una relación deuda/PIB de 90 por ciento en ese período y un crecimiento de 3 por ciento. Nueva Zelanda tiene una relación deuda/PIB superior al 90 por ciento en el período 1946-1951 y un crecimiento promedio de 2,58 por ciento si se utiliza el período de esos 5 años. Reinhart y Rogoff tomaron sólo el último año en el cual Nueva Zelanda tuvo una tasa de crecimiento del -7,6 por ciento.

Otro punto que muestra la forma en que Reinhart y Rogoff manipularon la información es el método para ponderar a los países. Por ejemplo, el Reino Unido tiene un nivel de deuda por sobre el 90 por ciento del PIB en el período de 19 años que va de 1946 a 1964, con un crecimiento promedio de 2,4 por ciento anual. Lo que a continuación hacen Reinhart y Rogoff es insólito: promedian el crecimiento de 2,4 por ciento del Reino Unido (19 años), con el -7,6 por ciento de Nueva Zelanda de 1951 (1 año) para demostrar que “una deuda por sobre el 90 por ciento del PIB genera decrecimiento”. Si economistas de la talla de Reinhart y Rogoff son los que están dando la pauta a las autoridades es evidente que tendremos crisis por cincuenta años.

Más allá de la manipulación de datos históricos que demuestran la orientación ideológica que ocultan muchos trabajos, es el hecho de pretender darle a éstos un criterio de objetividad. Se parte de una idea completamente subjetiva y se arma todo un entramado de “datos históricos” para vestir de objetividad una esencia inconsistente, como si en ello estuviera la clave de la verdad. Reinhart y Rogoff publican un documento que desprestigia a la Economía y son tomados como sacerdotes que profetizan el futuro aunque derrumben en verdad el destino de miles de millones de personas. ¿Es comparable la recesión de un año de Nueva Zelanda, con el abultado endeudamiento del Reino Unido tras la segunda guerra mundial? A veces la arrogancia y el afán ideológico hace ver negro lo que es blanco con tal de negar que el desempleo es el mayor de los problemas sociales.

En El Blog Salmón | Rogoff y Reinhart: El verdadero debate debería ser la causalidad, Rogoff y Reinhart: el argumento sigue válido, la deuda perjudica el crecimiento

jueves, 29 de septiembre de 2011

"El mito del crecimiento económico infinito es un fracaso"

 Jueves, 29 de septiembre de 2011

Manifestante anticapitalista
Toda sociedad se aferra a un mito y vive por él. El nuestro es el del crecimiento económico. Las últimas cinco décadas la persecución del crecimiento ha sido el más importante de los objetivos políticos en el mundo. La economía global tiene cinco veces el tamaño de hace medio siglo. Si continúa creciendo al mismo ritmo, será 80 veces en el año 2100.
Este extraordinario salto de la actividad económica global no tiene precedentes en la historia. Y es algo que no puede estar más en desacuerdo con la base de recursos finitos y frágil equilibrio ecológico del que depende para su supervivencia. Y ya ha venido acompañado de una degradación estimada de un 60% de los ecosistemas del mundo.
La mayor parte del tiempo, evitamos la realidad de estos números. El crecimiento debe continuar, insistimos. "¡Acumulad!, ¡acumulad!, es lo que dicen Moisés y todos los profetas", como dijo Karl Marx.
Y no sólo por el bien de los países más pobres, donde (lo sabe el cielo) es desesperadamente urgente una calidad de vida mejor, sino en el opulento Occidente, donde el consumismo rampante amenaza el tejido de nuestra sociedad.
Las razones por esta ceguera colectiva son fáciles de encontrar. El capitalismo occidental se basa de forma estructural en el crecimiento para su estabilidad. Cuando la expansión se tambalea, como ha pasado recientemente, los políticos entran en pánico.
Los negocios batallan por sobrevivir. La gente pierde sus trabajos y en ocasiones sus viviendas. La espiral de la recesión es una amenaza. Cuestionar el crecimiento se toma como un acto de lunáticos, idealistas y revolucionarios.
Ahora, cuestionarlo es un deber. El mito del crecimiento infinito ha fracasado, ha fracasado para 2.000 millones de personas que viven con menos de US$2 al día. Ha fracasado para el frágil sistema ecológico de cuya supervivencia depende. Ha fracasado, espectacularmente, en sus propios términos, para proveer estabilidad económica y asegurar la vida de las personas. La prosperidad para unos pocos, basada en la destrucción medioambiental y la persistente injusticia social, no es fundamento para una sociedad civilizada.

Crisis es oportunidad


Tim Jackson

Pero la crisis económica se nos presenta como una oportunidad única para invertir en el cambio, barrer las creencias en el beneficio a corto plazo que fueron una plaga durante décadas. Y para el compromiso, por ejemplo, en una reforma radical de las disfuncionales instituciones de los mercados de capitales.
La especulación sin trabas en materias primas y derivados financieros llevaron al mundo financiero al filo del colapso hace tres años. Es necesario que sea remplazado por un mas duradero y lento sentido de las finanzas: inversión sólida en activos productivos, en tecnologías limpias de bajas emisiones de carbono, en salud y educación, en viviendas de calidad y en sistema de transporte eficientes, en espacios públicos abiertos. Es decir, inversión en el futuro de las comunidades.
El empresariado también debe ser revisado. Obtener beneficios a expensas de los contribuyentes es inmoral. La mano invisible del mercado debe ser domesticada y puesta al servicio del pueblo. Los ejecutivos más previsores de las empresas más visionarias ya entienden estas demandas. La empresa social está comenzando a prosperar en la economía post-crisis.
Arreglar la economía es sólo parte de la batalla. También tenemos que confrontar la lógica del consumismo. Los días de gastar dinero que no tenemos en cosas que no necesitamos para impresionar a personas que no nos importan deben terminar. Vivir bien es buena nutrición, un hogar decente, buenos servicios públicos, comunidad estable y un empleo satisfactorio.
La prosperidad, en todos los sentidos de la palabra, trasciende las preocupaciones materiales, reside en el amor de nuestras familias, el apoyo de nuestros amigos y la fuerza de nuestras comunidades, en nuestra capacidad para participar en la vida en sociedad, en tener un propósito para darle sentido a la vida. El desafío para nuestra sociedad es crear las condiciones para que hacer esto posible.

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