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miércoles, 17 de agosto de 2011

Muere ex ministro de Pinochet procesado por desaparición de asesores de Allende

18 de Mayo de 2011

El general retirado, falleció el pasado lunes en el Hospital Militar de la capital, donde permanecía internado en estado vegetativo desde hace dos años.
El ex ministro de Defensa, Herman Brady Roche, que ejerció el cargo durante la dictadura y estaba procesado por la desaparición de doce asesores del presidente Salvador Allende, murió a los 92 años.
Fuentes del Ejército confirmaron que Brady, general retirado, falleció el pasado lunes en el Hospital Militar de la capital, donde permanecía internado en estado vegetativo desde hace dos años.

Como juez militar, Brady ordenó el traslado de personas apresadas en el Palacio de la Moneda el 11 de septiembre de 1973, entre ellos el conocido como Grupo de Amigos Personales (GAP), encargados de la seguridad del entonces presidente de Chile, quien murió en el ataque a la sede presidencial.

En 2008 Brady fue procesado por la desaparición de doce asesores y funcionarios del Gobierno del fallecido mandatario, y dos años después, la Corte de Apelaciones de Santiago rechazó sobreseer por demencia la causa abierta contra él.

 Según se ha establecido en el juicio, los asesores de Allende fueron llevados a un cuartel de artillería donde se les torturó hasta el día siguiente, cuando fueron llevados a un campo militar y ejecutados, y sus cuerpos destruidos con granadas.

En 1978, los restos que habían quedado enterrados fueron exhumados de forma clandestina, metidos en sacos y lanzados al mar desde helicópteros militares, en la llamada “Operación Retiro de Televisores”, ordenada por el dictador Augusto Pinochet para borrar las huellas de los crímenes.
Brady, que era además jefe de la guarnición militar de Santiago durante el golpe de Estado, ejerció entre 1975 y 1978 como ministro de Defensa, y más tarde, entre 1981 y 1990, como presidente de la Comisión de Energía.

En 2001 el juez español Baltasar Garzón dictó una orden de arresto internacional contra Brady por el asesinato del diplomático español Carmelo Soria, ocurrido en 1976, pero los tribunales chilenos dejaron sin efecto esa resolución.

Los restos del ex general son velados en la Catedral Castrense y sus funerales se celebrarán este jueves.

domingo, 27 de marzo de 2011

Cuentas macabras

Por Antonio Caballero
OPINIÓNLa Fiscalía está investigando 27.300 –veintisiete mil trescientos– casos de desaparición forzada. Son más que los que se cometieron en Argentina y Chile durante los años de plomo de las dictaduras militares.
Sábado 26 Marzo 2011
Con los tres de la última semana -uno en Turbo, otro en San Onofre, otro en San José de Apartadó- ya son cincuenta los líderes campesinos involucrados en la lucha por la recuperación de las tierras expoliadas que han sido asesinados en los últimos tres años.
 Christian Salazar, delegado de la ONU en Colombia para los Derechos Humanos, daba en estos días una información escalofriante, pero que por lo visto no le produjo escalofríos a casi nadie: la Fiscalía está investigando 27.300 -veintisiete mil trescientos- casos de desaparición forzada. Son más que los que se cometieron en Argentina y Chile durante los años de plomo de las dictaduras militares. La Unidad Nacional de Fiscalías para la Justicia y la Paz publica otra cifra, todavía más espeluznante: en cuatro años, de junio de 2006 a diciembre de 2010, los paramilitares en teoría "desmovilizados" y sus sucesores de las púdicamente llamadas "bandas criminales" (neoparamilitares en colaboración con elementos de la fuerza pública) han cometido 173.183 homicidios y 34.467 desapariciones forzadas. El columnista Alfredo Molano hace en El Espectador una cuenta macabra: si todos esos muertos hubieran sido fusilados en hilera, la fila de cadáveres tendría ciento setenta y tres kilómetros de largo.
Todo esto se publica en los periódicos, y se comenta. Pero la justicia no avanza mucho. Hay casos comprobados de desaparición forzada seguida de asesinato que están empantanados a fuerza de argucias jurídicas desde 1987: desde hace treinta y cuatro años. Es el de Nydia Érika Bautista, citado en estos días en El Tiempo por el abogado Gustavo Gallón. Argucias jurídicas que serían cómicas si no fueran cínicas: por ejemplo, la de alegar que cuando sucedieron los hechos -por los cuales fue destituido el general Álvaro Velandia, en ese entonces comandante de la siniestra Brigada XX de Inteligencia del Ejército- la desaparición forzada no estaba tipificada como falta disciplinaria. Y entre tantos, testigos de los hechos, y la familia de la víctima, y el procurador delegado para los Derechos Humanos, Hernando Valencia Villa, que destituyó al general, han tenido que buscar refugio en el exilio para que no los maten también a ellos.

Porque aquí todo asesinato genera dos o tres más. Aquí se mata también a las familias, y a los testigos, y a los jueces. Hace tres días fue asesinada la juez que investigaba el caso de los niños violados y asesinados por militares -hay un soldado preso- en Arauca.

Tienen razón los nostálgicos del pasado gobierno que denuncian que hay inseguridad. La hay, sin duda. Pero es bueno mirar para quién.

Porque, como decía, la justicia no avanza mucho. Y a veces retrocede, como en el caso de la juez asesinada. Mencioné el ejemplo empantanado de la desaparecida Nydia Érika Bautista, y no se trata de una excepción. Igualmente empantanado sigue el juicio emprendido contra militares de alto rango por un hecho aún más antiguo, como fue la desaparición de los detenidos en la contratoma del Palacio de Justicia, en noviembre de 1985. Todo se empantana y se pierde en una marea de olvido y de indiferencia. Y no pasa nada.

O más bien, al contrario, por eso pasa lo que pasa. Por eso sigue pasando lo que sigue pasando. Porque hay quienes piensan que ese olvido, y tal vez esa indiferencia, son condiciones necesarias para la reconciliación nacional. Para el "desarme de los espíritus" tantas veces mentado en nuestros últimos decenios de historia de sangre. Pero esos mismos decenios de sangre demuestran lo contrario: es el olvido de la sangre lo que hace que siga corriendo.

Por lo cual lo más probable es que tengamos que seguir haciendo cuentas macabras.