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viernes, 22 de marzo de 2013

De El Salvador a Irak: el "asesor" de los escuadrones de la muerte


Jueves, 7 de marzo de 2013

James Steele (der) junto a Adnan Thabit (centro) ex jefe de los comandos especiales de la policía iraquí.
James Steele (der.) y el ex jefe de los comandos especiales de la policía iraquí, general Adnan Thabit (centro).

Un veterano de la guerra en El Salvador fue el hombre elegido por el gobierno estadounidense para entrenar escuadrones paramilitares en Irak responsables de torturas, según un documental coproducido por el Servicio Árabe de la BBC y el periódico británico The Guardian.
"Cuando supe que James Steele iría a Irak pensé que implementarían allí lo que se conoce como la 'opción salvadoreña' y eso es exactamente lo que sucedió. Me quedé desolado, porque sabía que ocurrirían en Irak las atrocidades que ocurrieron en El Salvador"
Celerino Castillo, ex agente de la oficina antinarcóticos de EE.UU., DEA, en El Salvador
El programa, emitido el miércoles, relata lo que describe como "una de las grandes historias no contadas de la guerra en Irak", un conflicto que a diez años de la invasión al país árabe ha dejado más de 120 mil muertos, incluyendo cerca de 4.400 soldados estadounidenses.
El documental, titulado "James Steele, el hombre misterioso de EE.UU. en Irak", investiga no sólo cómo Washington "financió una letal fuerza paramilitar para combatir a los opositores a la presencia estadounidense", sino "la historia del hombre enviado por el Pentágono al país árabe por su experiencia en operaciones de contrainsurgencia en territorio salvadoreño".
"Cuando supe que James Steele iría a Irak pensé que implementarían allí lo que se conoce como la 'opción salvadoreña' y eso es exactamente lo que sucedió. Me quedé desolado, porque sabía que ocurrirían en Irak las atrocidades que ocurrieron en El Salvador", dijo uno de los entrevistados, Celerino Castillo, exagente de la oficina antinarcóticos de EE.UU., DEA, en El Salvador, entre 1984 y 1991.
¿Pero quién es James Steele y por qué fue elegido por el Pentágono para ir a Irak?

Asesor en El Salvador

El documental relata que Steele sirvió en la guerra de Vietnam, donde integró el regimiento Black Horse entre 1968 y 1969. Pero fue en el conflicto salvadoreño donde ganó su reputación de experto en contrainsurgencia.
"Nada se movía en El Salvador sin la autoridad de Steele y el objetivo era erradicar la guerrilla"
Celerino Castillo
El coronel Steele llegó al país centroamericano en 1984, como jefe de un grupo de asesores militares estadounidenses que trabajaban con el ejército salvadoreño.
Celerino Castillo destaca que por ser Steele comandante del grupo de asesores en El Salvador "nada se movía sin su autorización y el objetivo era erradicar la guerrilla. Está bien documentado que se cometieron grandes masacres".
Los productores de la BBC plantearon las acusaciones a James Steele, pero no recibieron ninguna respuesta.
Al final de la guerra en el país centroamericano, al menos 75.000 civiles habían muerto y un millón de refugiados abandonado el país.
La derrota de la guerrilla fue vista en Washington como un éxito, hasta tal punto, señala el programa, que "un joven y entonces ambicioso mayor de 33 años, David Petraeus, visitó El Salvador para estudiar la campaña de contrainsurgencia".
El documental señala que 18 años después, el ahora general Petraeus, posteriormente comandante de la fuerza multinacional en Irak, recurrió a la experiencia de Steele para combatir a la insurgencia en el país árabe.

Comandos especiales en Irak

En un comienzo los arquitectos de la guerra en Irak no anticipaban una insurgencia, por lo que enviaron policías civiles retirados como Douglas Brand y Jerry Burke para enseñar técnicas policiales básicas.
Comandos especiales en Irak
La violencia sectaria llegó a cobrar más de 3.000 
muertos cada mes en Irak.
Brand llegó a Irak en 2003, el mismo año en que Steele arribó a Bagdad presentándose inicialmente como un consultor en temas de energía, relata el documental.
La intensidad de la insurgencia y el creciente número de soldados estadounidenses muertos sorprendió a Washington. El programa señala que el entonces secretario de Defensa Donald Rumsfeld decidió implementar un cambio de estrategia y armar milicias de chiítas, los viejos enemigos de Saddam Hussein y sus simpatizantes sunitas.
"Rumsfeld decidió que el entrenamiento policial sería hecho por militares", señaló Brand. El resultado fue el surgimiento de los llamados comandos policiales especiales, comandados entre 2004 y 2006 por el general Adnan Thabit.
"Petraeus me visitó y me envió dos asesores, Steele y el coronel James Coffman, y prometió que nos apoyaría. La primera ayuda que recibimos fue un envío de 150 camionetas pick up", le relató Thabit al documental.

"Nos colgaban del techo"

La ciudad de Samarra, uno de los centros de operaciones de los comandos especiales, fue donde un equipo de The New York Times (NYT) constató la conexión entre Steele y las actividades de los comandos.
"Nos quedamos en una base en Samarra y escuché a soldados estadounidenses que decían haber visto prisioneros colgados de barras como animales después de una cacería y habían sido testigos de torturas"
Peter Maass, New York Times
El periodista Peter Maass y el fotógrafo Gilles Peress convencieron al general Petraeus de que les permitiera visitar los comandos en Samarra. Su guía fue James Steele.
"Nos quedamos en una base en Samarra y escuché a soldados estadounidenses que decían haber visto prisioneros colgados de barras como animales después de una cacería y habían sido testigos de torturas", dijo Maass.
Un ex prisionero de Samarra que pidió permanecer anónimo le dijo a la BBC: "Nos esposaban con los brazos por detrás de la espalda y nos tapaban los ojos, nos colgaban del techo hasta que se nos dislocaban los hombros".
Peter Maass recibió un llamado de Steele invitándolo a entrevistar un insurgente saudita y es así como el equipo del NYT logró un acceso sin precedentes al centro de interrogación en la biblioteca de Samarra.
"Entramos y lo primero que ví fue un guardia iraquí golpeando un prisionero, pero me llevaron no al hall principal sino a otra oficina donde trajeron al saudita y había sangre goteando de un lado de un escritorio. Durante la entrevista se escuchaban gritos tan fuertes y aterradores que Steele se paró y fue a ver qué ocurría. Mientras estuvo fuera pararon los gritos, luego volvió y seguimos con la entrevista".
David Petraeus
Petraeus negó tener conocimiento de la presencia de 
milicias en los comandos policiales.
Muntadher al-Samari, quien fue general del ejército iraquí entre 2003 y 2005, relató al documental cómo quedó consternado por las torturas que presenció y trató de detener en la biblioteca local, donde los comandos policiales interrogaban detenidos.
"Recuerdo un joven de 14 años atado a una de las columnas de la biblioteca con sus piernas por encima de la cabeza. Todo su cuerpo estaba azul del impacto de los cables con los que había sido golpeado", dijo el ex militar iraquí.
En una entrevista con el programa Frontline de la TV pública en EE.UU, PBS, Petraeus afirmó: "No vi milicias en las fuerzas especiales de policía mientras estuve en Irak".
Por su parte, Thabit le dijo a la BBC: "Hasta que yo dejé mi cargo los estadounidenses sabían todo lo que hacía, sabían lo que pasaba en los interrogatorios y parte de la inteligencia sobre los detenidos provenía de ellos. Están mintiendo".

"Testigo de tortura"

De acuerdo con las convenciones internacionales, las fuerzas extranjeras que son testigo de abusos de prisioneros están obligadas a intervenir para intentar detenerlo.
"Uno de los detenidos estaba gritando y Steele justo estaba fuera lavándose las manos, abrió la puerta y vio al prisionero colgando de sus piernas cabeza para abajo, pero no reaccionó. Cerró la puerta y volvió a la oficina de los asesores"
Muntadher al-Samari, general del ejército iraquí entre 2003 y 2005
Muntadher al-Samari relata un caso específico en que Steele fue testigo de tortura en la base de los comandos policiales en Bagdad.
"Uno de los detenidos estaba gritando y Steele justo estaba fuera lavándose las manos, abrió la puerta y vio al prisionero colgando de sus piernas cabeza para abajo, pero no reaccionó. Cerró la puerta y volvió a la oficina de los asesores", dijo el ex militar.
Un sobreviviente de los interrogatorios asegura que en cierto momento "los comandos comenzaron a liberar algunos detenidos diciendo que volverían con sus familias, pero los mataban y tiraban sus cuerpos en las calles de Bagdad".
Para Jerry Burke, "era obvio que se trataba de actividad criminal a manos de los comandos especiales que estaban eliminando sus opositores y aterrorizando a la comunidad sunita".

"Dispuesto a declarar"

Presunta tortura en Irak
El fotógrafo Gilles Peress y el periodista Peter 
Maass lograron acceso a los comandos policiales 
especiales de Irak.
La publicación de miles de cables diplomáticos estadounidenses por Wikileaks en julio de 2005 dejó en evidencia que la embajada en Bagdad informó a Washington sobre el abuso cometido por comandos policiales, según el documental.
Uno de los cables reza: "Nos siguen inquietando los informes de que las unidades comandadas por Thabit se han pasado del límite".
Entre los comunicados divulgados por Wikileaks está una orden militar conocida como Frago 242, que indica a las tropas estadounidenses "notar pero no investigar la tortura de iraquíes por iraquíes salvo que reciban orden de actuar".
"Hasta que yo dejé mi cargo los estadounidenses sabían todo lo que hacía, sabían lo que pasaba en los interrogatorios y parte de la inteligencia sobre los detenidos provenía de ellos. Están mintiendo"
General Adnan Thabit, jefe de los comandos especiales de la policía iraquí entre 2004 y 2006
James Steele y David Petraeus abandonaron Irak en 2005. Un año después la guerra sectaria cobraba la vida de hasta 3.000 personas al mes.
Rumsfeld renunció como secretario de Defensa a fines de 2006 y nunca respondió las solicitudes de la BBC para una entrevista. Steele, quien no respondió a ninguna de las solicitudes de la BBC, vive en Texas.
Por su parte, Muntadher al-Samari renunció al ministerio del Interior diciendo temer por su vida y huyó a Jordania. El exmilitar iraquí aseguró que está dispuesto a declarar sobre los acontecimientos que atestiguó en su país.
"Estoy dispuesto a ir a la Corte Internacional y jurar que altos oficiales como James Steele fueron testigos de crímenes contra los derechos humanos en Irak, pero no pusieron fin al abuso ni castigaron a los perpetradores".


domingo, 20 de noviembre de 2011

El libro de la polémica que enzalsa "el trabajo" del torturador Krassnoff Martchenko


El libro de la polémica que enzalsa "el trabajo" del torturador Krassnoff Martchenko y por el cual lo quieren homenajear. Lo muestra como un hombre íntegro y militar intachable

Gisela Silva Encina, autora del libro "Miguel Krassnoff prisionero por servir a Chile", enzalsa la figura del militar y afirma que "este oficial se jugó la vida por su patria adoptiva y está prisionero por delitos que jamás cometió". 144 años de presidio por violaciones a los Derechos Humanos demuestran lo contrario


"Miguel Krassnoff prisionero por servir a Chile" es el título del libro escrito por Gisela Silva Encina, donde relata toda la historia del militar en retiro está detenido en el Penal Cordillera por más de sesenta asesinatos y desapariciones de personas y procesado por las más crueles torturas, que incluyen a mujeres embarazadas.

Esta es la génesis de la dura polémica dada a conocer en exclusiva por Cambio21, donde el alcalde UDI de Providencia, Cristián Labbé invita a rendirle un homenaje al brigadier en retiro que está preso en el Penal Cordillera, una cárcel hecha especialmente para militares violadores de derechos humanos.

El libro cuenta la historia familiar de Miguel Krassnoff Martchenko, desde sus antepasados en Rusia, hasta sus días en Chile. La escritora, de manera minuciosa, relata cómo la vida este militar y sus antecesores tiene mucho de novelesca, según se puede leer "el nacimiento de nuestro oficial en Lienz, Austria, escenario de una inmensa tragedia, y su posterior llegada a Chile tiene mucho de inverosímil y de providencial".

Krassnoff es supuestamente cosaco, militar ruso de caballería que usaba la fuerza y la agilidad, condición que saca a relucir cada vez que puede. La escritora saca a la luz todo el historial militar, relata la historia de su abuelo, el atamán Piort Nicolaievich Krassnoff, según consta el relato, quien tuvo como una brillante carrera militar además de haber sido guardia personal del Zar. Mientras que el padre de Miguel, llamado Simón, también fue general de ejército, por ende el peso de la tradición familiar, no era menor.

Según el texto, el 11 de septiembre de 1973, Miguel Krassnoff lo esperaba sumido entre la angustia y la fe, al parecer no estaba muy convencido de lo que ocurría. En diciembre de ese mismo año, fue destinado en comisión de servicio a la comandancia en jefe del Ejército, para asumir como oficial de seguridad del Presidente de la Junta de gobierno, Augusto Pinochet.

En junio de 1974, el entonces teniente Krassnoff es destinado en comisión de servicio a la recién creada Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), según publica Silva, organismo ideado para enfrentar el problema del terrorismo que subsistía en Chile.

Krassnoff trabajó en el cuartel principal de la DINA, ubicado en calle Belgrado, según menciona el libro, recuerda haber acudido a otros recintos cada vez que se le ordenaba. Por ello visitó las dependencias de calle Londres (una vez), José Domingo Cañas (varias veces) y el Cuartel Terranova (muchas veces) "según él, vino a saber años después que era conocido como Villa Grimaldi. Estos fueron los únicos cuarteles cuya existencia supo en esos años y que según la información que él tenía, eran cuarteles tránsito, donde los detenidos permanecían 4 o 5 días, para ser después derivados a recintos como Tres y Cuatro Álamos, que dependían del Ministerio de Interior, o bien puestos en libertad ", afirma la escritora.

Tercera parte: ganar la guerra y perder la paz

La vergüenza, se titula el primer capítulo de esta tercera parte, donde mencionan la primera vez que Krassnoff fue citado a los tribunales de justica. El ministro en visita Servando Jordán lo citó como testigo por la "desaparición de cerca de cincuenta terroristas", dice textual el libro.

Esta citación, fue la iniciación, según la autora, de un permanente requerimiento por parte de diferentes representantes del Poder Judicial, que se ha prolongado por 28 años.

Así, Miguel Krassnoff fue acusado y procesado por su participación en el llamado "Caso Conferencia" oportunidad en que desaparecieron todos los integrantes del Comité Central del Partido Comunista en la clandestinidad.

En el texto se menciona cada uno de los casos por los que ha sido "injustamente" culpado, relatando las "numerosas sentencias arbitrarias que han recaído sobre el brigadier Krassnoff que son las condenas por presuntas desapariciones o crímenes ocurridos cuando él se encontraba en otra ciudad o incluso en otro país". Todo lo que está entre comilas, es parte del relato de la autora.

Sin duda este libro es la muestra más clara de una de las caras de la moneda, donde Gisela Silva, relata con lujo de detalle, todo lo que a esta altura su amigo, Miguel Krassnoff Martchenko, quiso contar. Así termina este relato: "...que Miguel Krassnoff es un idealista, no cabe duda. Tampoco cabe dudar que el mundo actual no aprecia esa virtud que, en otras épocas, fue símbolo máximo de grandeza de alma. Por eso he querido plasmar en estas páginas el perfil de un hombre íntegro, capaz de permanecer fiel a sus convicciones, en la injusticia, la ingratitud y la adversidad. Quien posee esa fortaleza sigue siendo libre, aunque su cuerpo esté sometido a los rigores de la prisión".

"Las horas oscuras como las nuestras son justamente las que más necesitan de los reductos de excelencia, de los ejemplos de dignidad, de la fe en los valores nobles de la vida".

En este texto, la autora muestra su anticomunismo de manera radical, donde además deja a Miguel Krassnoff como una blanca paloma, inocente de  todas las acusaciones y condenas que pesan en su contra, todas ellas comprobadas por la justicia chilena, pero negadas por Gisela Silva Encina.

Por ello,  dentro del libro se puede leer: "El comunismo, al menos en muchos países, ha perdido la facilidad con que antes ahorcaba, asesinaba y condenaba a morir de hambre. Pero, en cambio, ha ganado enormemente en su poder mundial para destruir personas mediante la mentira y la calumnia. Y como justamente en Chile no le permitieron asumir su papel sanguinario ¡ay de quienes se opusieron a ello!"

Gisela Silva dice que "el brigadier Krassnoff, entre otros, paga esta culpa en nombre de todos nosotros.
Esta es una de las razones por las cuales me he decidido a escribir este libro. Como chilena, me siento moralmente solidaria de su difícil destino".

Cambio 21

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sábado, 20 de agosto de 2011

Alcalde Labbé califica de “endemoniada” a Camila Vallejos y “pollerudo” a Jaime Gajardo

20 de Agosto de 2011
Timonel del Magisterio replicó afirmando que la formación del edil no le da para explicar las causas del movimiento estudiantil

Alcalde Labbé califica de “endemoniada” a Camila Vallejos y “pollerudo” a Jaime Gajardo

"Aquí se entiende que el lucro es algo perverso: una señorita que alega y que moviliza medio país porque tiene cara así como media endemoniada, entre porque es bonita o porque es medio inteligente tiene al país de rodillas y nosotros todos sentados", dijo.
El alcalde de Providencia, Cristián Labbé, arremetió este sábado con duros epítetos contra la presidenta de la Fech, Camila Vallejo, y del titular del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo.
En conversación con radio Cooperativa, el edil dijo que “aquí se entiende que el lucro es algo perverso: una señorita que alega y que moviliza medio país porque tiene cara así como media endemoniada, entre porque es bonita o porque es medio inteligente tiene al país de rodillas y nosotros todos sentados”.

Agregó, refiriéndose al presidente del Magisterio, que “y el otro caballero que es un pollerudo que anda detrás, que es presidente del Colegio de Profesores, no se quieren sentar a conversar”.
“O sea, ¿dónde está el ánimo de entendimiento?”, se preguntó el militar en retiro y quien ha criticado la movilización estudiantil, especialmente las tomas de colegios en su comuna.

Respuestas y Twitter

Las afirmaciones hechas por Labbé tuvieron una inmediata respuesta tanto de personajes políticos como de los usuarios de la red social Twitter, siendo el primero en contestar uno de los aludidos.
Gajardo dijo que la formación del edil no le da para explicar las causas del movimiento estudiantil, en clara alusión a la formación militar que tuvo en el Ejército.

El timonel del Colegio de Profesores dijo que Labbé “no entiende que aquí hay problemas de fondo, entonces trata, insiste en una misma línea, como lo hizo originalmente de querer minimizar esto, a través de las descalificaciones, de minimizar a través de la desacreditación de los dirigentes, de la caricatura”.

En tanto, la senadora del PS, Isabel Allende, expresó a través del Twitter que “X boca muere pez”.
Por su parte, FedeWillo coloca que “Aquí queda clarito que tipo de enfermo es Cristián Labbe”. Talib4n señala que “Que onda? Cristián Labbé dijo que Camila Vallejos era una “endemoniada”?, la pregunta cae de cajón, entonces que mierda es él?”.

A su vez, Masterkukyx precisa que “Creí haber escuchado todo tipo de descalificaciones básicas contra el movimiento y los dirigentes, hasta que hablo Cristián Labbé”.

También replica monnomestdary, quien señala que “Cristián Labbé dejo en evidencia que es HARTO BÁSICO por tratar a Camila V. de ‘endemoniada’ XD Otro especialista más en hablar estupideces”.
Otro de los mensajes es el de luisordenesmag quien estima que “Alcalde Cristian Labbé calificó de “endemoniada” a Camila Vallejo bit.ly/r1931d” / Sí, es endemoniadamente linda!”.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Expectativa por revisión de cifra de víctimas del pinochetismo

17 de Agosto de 2011

Un informe sobre violaciones a los derechos humanos cometidas durante el gobierno militar, que será entregado esta semana, documenta 32.000 nuevos casos, lo que duplicaría el número reconocido de víctimas.
Esta semana Chile podría cerrar un doloroso capítulo de su pasado reciente con la presentación del último informe sobre las víctimas del régimen militar de Augusto Pinochet (1973-1990), que será entregado al Presidente Sebastián Piñera.
Una fuente de la entidad responsable de compilar el informe, la Comisión de Verdad sobre Prisión Política y Tortura -conocida como Comisión Valech- le dijo a BBC Mundo que las conclusiones serán entregadas al mandatario este miércoles o jueves.

La Comisión recibió 32.000 nuevas denuncias de violaciones a los derechos humanos cometidas durante el gobierno militar. Si esas denuncias fueran convalidadas, se duplicaría el número oficial de víctimas del pinochetismo.

En la actualidad, se contabilizan 28.459 casos oficiales de detención ilegal, tortura, ejecuciones y desapariciones, cifra fue dada a conocer en noviembre de 2004, por el entonces presidente Ricardo Lagos.

Las nuevas conclusiones de la Comisión Valech podrían llevar las cifras finales a más de 60.000.
La expectativa es grande: por ley, sólo el presidente Piñera puede dar a conocer la nueva cifra oficial de víctimas. Agrupaciones de derechos humanos dijeron a BBC Mundo que desconocen cuántos casos pudieron haber sido incluidos en el informe.

Incluso las mismas víctimas que hicieron denuncias desconocen si sus casos fueron aceptados.

Se cierra una etapa

La Comisión Valech -nombrada así en honor al ex obispo de Santiago, monseñor Sergio Valech, quien presidió la agrupación hasta su muerte en 2010- fue formada originalmente en 2003 por el entonces presidente Ricardo Lagos.

La Comisión recibió más de 35.000 testimonios de personas que sufrieron abusos.

Antes de que se formara esta Comisión, Chile reconocía solamente 2.279 muertes a manos de agentes del Estado durante el pinochetismo. Tal fue la cifra a la que llegó el llamado Informe Rettig, que realizó la Comisión de Verdad y Reconciliación en 1991, y que sólo contabilizó desapariciones y ejecuciones.

A pedido de los organismos de derechos humanos, en 2009 el Parlamento reabrió por ley la Comisión Valech y encomendó a sus miembros que recopilen nuevos testimonios de víctimas, por seis meses.
El informe que se entregará a Piñera esta semana es considerado el cierre final del trabajo de las Comisiones Valech y Rettig.

¿Qué significa para las víctimas?

El principal impacto que tendrá este nuevo informe tiene que ver con la reparación económica a la que tendrán acceso las personas consideras formalmente víctimas del pinochetismo.

Quienes sufrieron abusos a manos del Estado entre 1973 y 1990 tienen derecho a cobrar una pensión mensual de cerca de unos US$256.

Si se duplicara oficialmente el número de víctimas, el Estado debería pagar más de US$185 millones por año, solamente en concepto de indemnizaciones.

Para organismos como la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP) y la Comisión ética contra la tortura, se trata de una cifra muy baja, que no alcanza para resarcir el daño causado.
No obstante, Alicia Lira, presidenta de la AFEP, y Fernando Cacho, de la Comisión de Ética, resaltaron a BBC Mundo la importancia que tiene para las víctimas ser reconocidas como tales por el Estado.

Ambos coincidieron en que más allá de lo monetario, una inclusión en las listas oficiales podría dar un respaldo a las víctimas para que presenten demandas civiles contra sus abusadores.
Solamente 270 personas presentaron querellas por torturas, mientras que la AFEP realizó 1.160 demandas ante el Poder Judicial por casos de ejecuciones.

Subestimados

A pesar de que los registros oficiales de víctimas podrían duplicarse con este nuevo y último informe, los organismos de DD.HH. consideran que aún son muchos los casos de abusos que no se contabilizan.

Juanita Aguilera, de la Comisión ética contra la tortura, le dijo a BBC Mundo que la Comisión Valech no tomó en consideración los casos de extranjeros que fueron detenidos y torturados en Chile, y tampoco incluyó los casos de chilenos desaparecidos en el exterior como parte del llamado Plan Cóndor.

Se estima que la vasta mayoría de las personas incluidas en el informe de la Comisión Valech son víctimas de tortura. Según Fernando Cacho, aún hay miles de personas, sobre todo en los barrios más marginales, que sufrieron abusos pero no lo han reportado.

¿Por qué hubo tantos nuevos casos que recién presentaron su denuncia con la reapertura de la Comisión Valech?

Según Lira, muchas personas tuvieron miedo antes o no se enteraron del trabajo de la Comisión porque vivían en zonas alejadas.

Lira -cuyo marido fue ejecutado en 1986 y está incluido en el Informe Rettig- es una de las personas que decidió presentar una demanda ante la nueva Comisión Valech.

“Fui detenida y torturada, y aún sufro problemas en una rodilla donde me lastimaron, pero hasta ahora no me había tomado el tiempo de presentar los detalles de mi caso”, dijo a este medio.

Las agrupaciones de DD.HH. consideran que aún hay muchas personas que no se animaron a brindar su testimonio. Por eso creen que la Comisión de Verdad, que esta semana cerrará sus puertas definitivamente, debería ser una instancia abierta permanentemente.

Muere ex ministro de Pinochet procesado por desaparición de asesores de Allende

18 de Mayo de 2011

El general retirado, falleció el pasado lunes en el Hospital Militar de la capital, donde permanecía internado en estado vegetativo desde hace dos años.
El ex ministro de Defensa, Herman Brady Roche, que ejerció el cargo durante la dictadura y estaba procesado por la desaparición de doce asesores del presidente Salvador Allende, murió a los 92 años.
Fuentes del Ejército confirmaron que Brady, general retirado, falleció el pasado lunes en el Hospital Militar de la capital, donde permanecía internado en estado vegetativo desde hace dos años.

Como juez militar, Brady ordenó el traslado de personas apresadas en el Palacio de la Moneda el 11 de septiembre de 1973, entre ellos el conocido como Grupo de Amigos Personales (GAP), encargados de la seguridad del entonces presidente de Chile, quien murió en el ataque a la sede presidencial.

En 2008 Brady fue procesado por la desaparición de doce asesores y funcionarios del Gobierno del fallecido mandatario, y dos años después, la Corte de Apelaciones de Santiago rechazó sobreseer por demencia la causa abierta contra él.

 Según se ha establecido en el juicio, los asesores de Allende fueron llevados a un cuartel de artillería donde se les torturó hasta el día siguiente, cuando fueron llevados a un campo militar y ejecutados, y sus cuerpos destruidos con granadas.

En 1978, los restos que habían quedado enterrados fueron exhumados de forma clandestina, metidos en sacos y lanzados al mar desde helicópteros militares, en la llamada “Operación Retiro de Televisores”, ordenada por el dictador Augusto Pinochet para borrar las huellas de los crímenes.
Brady, que era además jefe de la guarnición militar de Santiago durante el golpe de Estado, ejerció entre 1975 y 1978 como ministro de Defensa, y más tarde, entre 1981 y 1990, como presidente de la Comisión de Energía.

En 2001 el juez español Baltasar Garzón dictó una orden de arresto internacional contra Brady por el asesinato del diplomático español Carmelo Soria, ocurrido en 1976, pero los tribunales chilenos dejaron sin efecto esa resolución.

Los restos del ex general son velados en la Catedral Castrense y sus funerales se celebrarán este jueves.

domingo, 20 de marzo de 2011

REPORTAJE: LÍDERES GOLBALES | 1 Sang-Hyun Song

El juez de los tiranos

JAVIER AYUSO 20/03/2011
Arranca aquí una serie mensual en la que nos reuniremos con grandes líderes de un mundo globalizado para conocer de primera mano su trabajo. Hoy, el presidente de la Corte Penal Internacional, tribunal que intenta prevenir las atrocidades y castigar a quienes cometen crímenes contra la humanidad, y que ahora apunta a Gadafi.

Tenía menos de cinco años cuando su abuelo, un luchador contra el régimen colonial británico en Corea, fue encarcelado y torturado por los ingleses hasta dejarle impotente. A la edad de nueve, tuvo que vivir con su familia en un búnker subterráneo en Seúl, tras la invasión de su país por sus vecinos comunistas de Corea del Norte. Los recuerdos de esos días de sufrimiento llevaron a Sang-Hyun Song a buscar justicia y emprender la carrera de derecho. Hoy, con 69 años, es el presidente de la Corte Penal Internacional, una institución creada en 2002, de la que forman parte 114 países de todo el mundo y que tiene como principal objetivo "luchar contra la impunidad de los genocidios, los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra", según explica el juez Song en su despacho de La Haya. Al frente de un equipo de 18 jueces y cerca de 700 funcionarios de 90 países, el juez de los tiranos confía en que la corte dicte su primera sentencia el próximo año.

Sang-Hyun Song irradia paz y tranquilidad. Es un hombre paciente que habla despacio, pensando cada palabra. No cambia el tono de su voz ni cuando el periodista le recuerda la actitud hostil que ha tenido Estados Unidos ante la corte, ni cuando habla de las cinco investigaciones en curso contra genocidios en África (Uganda, República Democrática del Congo, República Centroafricana, Sudán y Kenia).

Sí se emociona, aunque intenta contenerse, cuando recuerda su infancia en Corea o cuando cuenta cómo abrazó a las víctimas en un reciente viaje a Uganda: "Cuando me bajé del helicóptero de Naciones Unidas y me encontré con las familias de las personas asesinadas o violadas, me emocioné tanto que no sabía qué hacer; así que fui abrazando, uno a uno, a todos los que me esperaban en el poblado, intentando contener las lágrimas y darles un poco de esperanza. Recuerdo que les decía al oído que no perdieran la esperanza, que podemos trabajar juntos para hacer justicia y recuperar la dignidad perdida".

El juez Song cree en lo que hace. Entró en la Corte Penal Internacional (CPI) el 11 de marzo de 2003, junto con otros 17 magistrados de otros tantos países, rigurosamente seleccionados, para ocuparse de la Sala de Apelaciones. Seis años después era elegido presidente de la corte.

¿Cuáles son sus principales objetivos al frente de la CPI? Los objetivos están claramente enunciados en los propios estatutos de la corte, fijados en Roma en 1998. Se trata de luchar contra la impunidad de los crímenes de lesa humanidad y contribuir a la prevención de atrocidades. Para ello, estamos desarrollando el Estatuto de Roma, intentando el mayor grado de profesionalidad y eficacia, además de asegurar que se cumplan escrupulosamente los derechos de todas las partes, incluidas las víctimas.

¿Y cuál es el papel del presidente? Además de cumplir esos objetivos generales, mis funciones están muy vinculadas a tres áreas de actuación muy definidas: administrar la corte, desarrollar las materias jurídicas y judiciales y representar a la CPI. Aunque, además de esas funciones sigo siendo juez de la corte, dentro de la Sala de Apelaciones y tengo que actuar en determinadas vistas.

La CPI cumple en julio nueve años de actividad efectiva y sus dirigentes quieren olvidar lo duros que fueron los primeros años, con una hostilidad abierta por parte de algunas de las grandes superpotencias mundiales; especialmente Estados Unidos, que se opuso frontalmente a su creación e intentó boicotearlo. En la actualidad, el Gobierno norteamericano sigue sin haber ratificado el Estatuto de Roma, igual que Rusia, China, India, Israel, Cuba, Irak y otras decenas de países del mundo.

En la corte intentan quitarle hierro al asunto y aseguran que funcionan y seguirán funcionando con o sin Estados Unidos y otras potencias. "El Estatuto de Roma", afirma Sang-Hyun Song, "ha sido ratificado hasta la fecha por 114 Estados de todo el mundo y espero que pronto tenga más adhesiones. Esto es un logro increíble y la demostración de que la CPI está ganando prestigio e importancia. La corte necesita la cooperación de los países para poder desarrollar su mandato y para luchar contra la impunidad de los criminales del mundo. Este es el objetivo común de toda la comunidad internacional".

Si se le insiste un poco, el juez Song reconoce que los primeros años fueron muy difíciles y que la Administración de Bush les hizo la vida imposible (aunque no lo diga con esas palabras). "Es verdad que Estados Unidos y otras potencias nos acogieron con hostilidad", asegura. "Pero desde que el presidente Obama llegó a la Casa Blanca las cosas han cambiado de forma radical y Estados Unidos colabora con nosotros en ciertos asuntos. Espero que, algún día, las grandes potencias que todavía están fuera se unan a nuestro proyecto".

En el fondo, esas potencias no quieren renunciar a parte de su soberanía y, sobre todo, se niegan a que una corte internacional pueda juzgar a sus mandos militares por posibles actuaciones ilegales.

El presidente de la corte es un hombre luchador y no tiene intención de rendirse en sus relaciones con Estados Unidos o con Naciones Unidas, con quien también ha tenido algunos conflictos. Song se muestra contemporizador ante las preguntas.

¿Qué pediría a Naciones Unidas, Estados Unidos y a otros países 'no amigos' para mejorar la eficacia de la CPI? En primer lugar, me gustaría dejar claro que la CPI y Naciones Unidas comparten los mismos valores: paz, justicia y legalidad. Naciones Unidas tiene una gran potencia y capacidad para luchar contra la impunidad de las grandes violaciones de los derechos humanos en el mundo, especialmente ayudando a fortalecer las jurisdicciones nacionales para que luchen contra esos crímenes. Yo he pedido a la ONU que focalice sus esfuerzos en hacer que se cumplan las leyes y en sus programas de desarrollo. Cuando visité sus oficinas en Nueva York a finales de 2010, me quedé muy satisfecho al escuchar que se habían dado pasos muy importantes en esa vía, bajo el liderazgo de Ban Ki-moon.

¿Y respecto a Estados Unidos? No puedo negar que, hasta la fecha, Estados Unidos y otras potencias no han querido ratificar el Estatuto de Roma. Pero insisto en que en los últimos años, desde que el presidente Obama llegó al poder, la actitud estadounidense hacia la corte ha cambiado de forma considerable. Ahora reconocen la importancia de nuestro trabajo y no se muestran hostiles. Espero que en algún momento cambien de opinión y se adhieran a la CPI. Nosotros seguimos trabajando sin esas potencias. No nos queda más remedio.

Mientras tanto, los 18 jueces de los tiranos, junto al fiscal, Luis Moreno-Ocampo, la secretaria, Silvana Arbia, y los casi 700 jóvenes funcionarios de 90 países trabajan con ilusión en la ciudad holandesa de La Haya, intentando que no se convierta en una torre de Babel. Aunque los idiomas oficiales sean inglés, francés, árabe, chino, ruso y español, se trabaja en inglés y francés. En las vistas, los acusados y sus abogados pueden hablar en sus lenguas maternas, todas ellas africanas.

También han abierto oficinas sobre el terreno en Kinshasa y Bunia (República Democrática del Congo), Kampala (Uganda), Bangui (República Centroafricana), N'Djamena y Abache (Chad) y quieren hacerlo en Darfur (Sudán), aunque las condiciones de seguridad se lo han impedido hasta ahora.

¿Cuál es el balance de los primeros años de vida de la corte? La corte se creó hace casi nueve años y cuando los 18 jueces nos incorporamos al trabajo en 2003 no sabíamos si este nuevo bebé llamado Corte Penal Internacional iba a sobrevivir, teniendo en cuenta la dura oposición que recibimos de esas potencias mundiales a las que hemos aludido. Pero estábamos decididos a sacar adelante al bebé y hacerlo crecer. Así que, los primeros años, mientras esperábamos que llegaran los primeros casos para juzgar, estuvimos muy ocupados desarrollando la administración y el funcionamiento de la corte, promulgando reglamentaciones y formando equipos.

Fueron años difíciles. ¿Pensó alguna vez en dimitir por los problemas surgidos? Por supuesto que no. Eso es totalmente impensable. Para mí es un inmenso honor hacer una pequeña contribución a la justicia internacional sirviendo a la corte penal. Como en cualquier otro puesto de responsabilidad en instituciones, hay retos y dificultades, pero eso forma parte de la responsabilidad que uno tiene que aceptar cuando asume el cargo.

Y, al final, lo sacaron adelante... Sin duda. Como creíamos en el proyecto, la institución se fue desarrollando muy rápidamente y ahora estamos empezando a ver los frutos de la actividad judicial. Tenemos cinco investigaciones en marcha, todas ellas en África, el fiscal está monitorizando otros muchos casos en todo el mundo y hay tres juicios avanzando a un ritmo rápido. Desde mi punto de vista, todo ello refleja una credibilidad creciente en nuestra habilidad y eficacia en la lucha contra la injusticia. Creo que eso nos hace confirmar nuestro compromiso con el proyecto.

El balance de la actividad de la CPI empieza a arrojar resultados positivos, con un presupuesto bastante limitado para el nivel de actividad: 103,6 millones de euros para 2011. La fiscalía está realizando investigaciones sobre situaciones en cinco países: Uganda, República Democrática del Congo, República Centroafricana, Darfur (Sudán) y Kenia. Además, se han iniciado análisis preliminares en situaciones ocurridas en Afganistán, Colombia, Costa de Marfil, Georgia, Guinea, Palestina, Honduras, Nigeria y la República de Corea. A lo que hay que añadir los pasos dados en las últimas semanas en Libia. Al cierre de este número, se informó de que Dolores Delgado, fiscal de la Audiencia Nacional de España, participará en la CPI para preparar la orden de arresto contra el líder libio, Muamar el Gadafi, por posibles crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra.

Hasta la fecha se han dictado 15 órdenes de detención y tres órdenes de comparecencia. Se encuentran detenidos en una prisión cercana a La Haya, custodiados por la policía holandesa, Thomas Lubanga Dyilo, Germain Katanga, Mathieu Ngudjolo y Callixte Mbarushimana, en relación con los sucesos de la República Democrática del Congo que se están juzgando; además de Jean-Pierre Bemba Gombo, respecto a las matanzas en la República Centroafricana.

Precisamente, el día en que se produjo la entrevista con el juez Song, había vista por el juicio de Jean-Pierre Bemba, exvicepresidente congoleño y presunto comandante en jefe del Movimiento de Liberación del Congo (MLC), imputado de dos cargos de crímenes de lesa humanidad (violación y asesinato) y tres crímenes de guerra (violación, asesinato y saqueo). Bemba prestó entonces ayuda al presidente de la vecina República Centroafricana, Ange-Félix Patassé, que le pidió ayuda para sofocar un golpe liderado por el rebelde François Bozizé, que finalmente se hizo con el poder en el país.

Este caso fue remitido a la corte por el Gobierno de la República Centroafricana en diciembre de 2004, la fiscalía abrió una investigación en mayo de 2007 y el juicio se inició el 22 de noviembre de 2010. Bemba fue detenido en Bruselas el 24 de mayo de 2008. El juicio está presidido por la jueza brasileña Sylvia Steine, que ha llamado a declarar a 40 testigos. Hubo 779 víctimas de asesinatos, violaciones y saqueos perpetrados supuestamente por el MLC que comandaba Bemba.

El exlíder congoleño, de 48 años, comparecía en la vista, junto a cuatro de sus abogados, con una cierta desidia. Sentado, rodeado por dos policías holandeses y vestido con un traje beige brillante, camisa azul y corbata de dibujos africanos, miraba al infinito mientras prestaba declaración una testigo protegida por cortinas para no ser identificada. De vez en cuando cruzaba una mirada desafiante con el escaso público que asistíamos a la vista o se ponía sus gafas con montura de oro para leer documentos que guardaba en una enorme carpeta de anillas blanca.

"El juicio avanza a buen ritmo", explica el juez Song, "y es posible que tengamos la primera sentencia de la corte a lo largo de 2012". Parece satisfecho con su trabajo.

¿Cuáles son los nuevos retos de la CPI? La corte sigue avanzando en su trabajo ordinario y se plantea cambios para adaptarse a los nuevos tiempos. El Estatuto de Roma debe desarrollarse en algunos aspectos y fija los procedimientos para posibles enmiendas. De hecho, en la reunión de Kampala, celebrada la pasada primavera, ya hemos planteado modificaciones.

¿En qué sentido? El próximo paso importante que deberíamos dar, desde mi punto de vista, es que los países miembros decidan lo que debe hacer la corte respecto al crimen de agresión. Lo hemos empezado a hablar en Kampala y vamos a fijar una hoja de ruta. Además, hay que seguir con el trabajo judicial y seguir adaptando la corte a los nuevos tiempos, porque nadie sabe cómo deberá actuar dentro de varias décadas.

¿Qué aspectos le gustaría desarrollar durante su mandato? Me gustaría avanzar en los temas que concretamos en Kampala. Además del asunto del crimen de agresión, se fijaron tres líneas de actuación preferentes: la universalización del Estatuto de Roma, la colaboración de los Estados con la CPI y la complementariedad de la justicia.

¿Está feliz en su puesto? Sí, estoy muy feliz porque creo que se van cumpliendo nuestros objetivos. Vamos madurando día a día. Cada año se van dando pasos importantes y en 2010, por primera vez, se han detenido a varias personas por crímenes de genocidio, lo que supone un paso significativo en el cumplimiento de nuestras funciones. Además, el fiscal ha abierto, por primera vez, una investigación por iniciativa propia que es uno de los mecanismos más sugerentes previstos en el Estatuto de Roma. Hasta ahora, las investigaciones se habían iniciado por petición de gobiernos de países miembro o por solicitud de Naciones Unidas.
A pesar de su aspecto tranquilo, Sang-Hyun Song vive su trabajo con pasión. Una pasión que se refleja en las respuestas que daba en su solicitud para formar parte del equipo de jueces de la CPI en 2003. El cuestionario tipo preguntaba: "¿Por qué quiere ser juez de la CPI?". Y su respuesta era clara. Tras explicar que la solicitud no era personal, sino que había sido realizada por el Gobierno de Corea del Sur, afirmaba rotundamente: "Es un gran honor ser candidato".

A continuación explicaba con detalle las razones de su candidatura: "La impunidad siempre me ha puesto furioso. Cuando era un niño pequeño fui testigo de la opresión del colonialismo sobre mi país, así como de la tragedia de la guerra de Corea. Sufrí el shock de la muerte de amigos y conocidos durante la guerra y la tortura sin piedad del periodo colonial. Mi abuelo, que era un líder de la independencia de Corea en esos tiempos, fue torturado. Le desnudaron y fue atacado y mordido por un perro bien entrenado para la crueldad, que le hizo perder la posibilidad de reproducirse cuando el perro le mordió los genitales. Esta experiencia fue una de las razones por las que estudié leyes y empecé a soñar en la paz mundial a través de la justicia".

Mientras el periodista lee este párrafo del cuestionario, el juez abre sus ojos rasgados y escucha con tristeza, como si sus pensamientos volvieran a esos días. Después de unos segundos de silencio, que se hacen eternos, el juez Song completa la descripción: "Mi familia participó muy activamente en la resistencia contra la ocupación de Corea durante la colonización. Cuando mi abuelo era líder independentista, vivíamos con miedo por las detenciones y violaciones de nuestros derechos".

Otro silencio antes de seguir con su narración: "Cuando Corea consiguió la independencia, en 1945, en menos de cinco años Corea del Norte invadió Corea del Sur y mi familia no pudo huir, así que tuvimos que escondernos en un búnker bajo tierra. Yo tenía nueve años, así que era muy joven para luchar, pero lo suficientemente mayor para entender los horrores de la guerra y tener que ayudar a sobrevivir a mi familia. Yo era el único responsable de alimentar a una familia de nueve personas, así que tenía que salir cada día en busca de comida para todos. No se podía encontrar arroz, pero tenía que buscar vegetales. Andaba ocho kilómetros de ida y otros tantos de vuelta al búnker para buscar alimentos; cuando los aviones norteamericanos o soviéticos lanzaban sus bombas, yo tenía que tirarme al suelo y muchas veces perdía la comida que llevaba".

Los recuerdos siguen llegando a su cabeza y la mirada se hace más triste en cada frase: "Recuerdo uno de esos viajes a por comida, en los que me encontré con cientos de cadáveres en el campo, con un olor terrorífico, que me impactó profundamente y que todavía me impacta. Todos estos recuerdos me acompañarán toda mi vida y fueron muy importantes a la hora de elegir la carrera de derecho y mi trabajo contra la injusticia en la Corte Penal Internacional".

Así que su camino jurídico ha estado marcado por los horrores de su infancia... Bueno, todas esas vivencias me animaron a emprender el camino de las leyes y avanzar hasta el puesto que tengo. He estado enseñando derecho durante más de 30 años y he participado en reformas judiciales en Corea, mientras seguía aprendiendo otros sistemas judiciales para aplicarlos en mi país. Y, finalmente, decidí dar el paso de participar en la creación de la Corte Penal Internacional.

En su candidatura a la corte también decía que quería "convertir mis sueños de justicia en realidad". ¿Se están convirtiendo esos sueños en realidad? Sí, por supuesto. Yo elegí derecho porque creo que es una actividad polifacética que puede ser muy útil para cualquier actividad y es la única vía para asegurar la paz, la justicia y la democracia. De alguna manera, en mi propia familia yo crecí con ese concepto de justicia. Y la Corte Penal Internacional está luchando muy activamente contra la impunidad y la injusticia.

En otras declaraciones suyas, usted insistía en que un tribunal como la CPI debe conseguir la armonía en la diversidad y la independencia de la influencia política. ¿Es la CPI independiente y diversa? Sí. La corte es una institución totalmente independiente que ni siquiera forma parte del sistema de trabajo de Naciones Unidas. La independencia es crucial e imprescindible para nuestra propia integridad. También podemos decir que mantenemos la diversidad como característica propia. En la CPI trabajamos cerca de 700 personas de 90 nacionalidades diferentes de todas las partes del mundo y eso es fascinante, aunque requiere paciencia, entendimiento, generosidad e iniciativa para lograr una armonía institucional que haga posible el trabajo común de personas de distintos países y culturas.

El juez Song tiene una amplia experiencia internacional, que le facilita la gestión de la diversidad. Tras estudiar derecho en Seúl, realizó estudios de posgrado en tres continentes: Cambridge (Reino Unido), Harvard y Nueva York (EE UU) y Melbourne (Australia). De todos sus viajes guarda recuerdos interesantes, aunque hay uno que le marcó especialmente durante su etapa de estudiante. Sang-Hyun Song vivió la revolución de mayo de 1968 en París, y cuenta que le supuso un trauma: "La verdad es que yo estaba muy desconcertado cuando empezaron las revueltas en París. Aunque yo había participado en 1960 en las protestas estudiantiles en Seúl, como uno de los líderes del movimiento de estudiantes y estaba acostumbrado a las manifestaciones, los enfrentamientos con la policía y los gases lacrimógenos, estaba muy extrañado de que en un país desarrollado como Francia tuviera que acudir a este tipo de acciones. Pero la infelicidad y la insatisfacción hicieron que los estudiantes salieran a la calle a expresar su enfado".

Cuenta el juez coreano que un día, tras la entrada de una bomba de gas en la habitación de su residencia, decidió que no quería pasar más tiempo en París. "Pero no era fácil moverse", añade. "Llegó la huelga general y el país se paralizó por completo. Para un estudiante coreano era muy difícil intentar salir de la ciudad, así que tras varios días sin conseguir ni tren, ni autobús, ni ningún otro medio de transporte, decidí salir andando de París, hacia el norte. Y seguí andando dos o tres días, sin rumbo fijo, hasta que llegué a la frontera con Bélgica, donde alguien me recogió en su coche y me llevó a Bruselas. Allí tomé un avión de vuelta a la casa".
Así ha sido su vida. Una larga caminata desde una infancia marcada por el terror y el sufrimiento hasta liderar la corte que pretende juzgar a los tiranos en todo el mundo. El juez Song no quiere que su nieto, de tres años, tenga que sufrir lo que él sufrió de pequeño. Por eso, probablemente, no da tregua a los tiranos.

El País


sábado, 4 de diciembre de 2010

APORTAN DOCUMENTACION SOBRE LA ACTUACION DE MERCEDES BENZ DURANTE LA ULTIMA DICTADURA Con expertise represivo internacional

El Centro Europeo para los Derechos Constitucionales y Humanos, con sede en Alemania, entregó antecedentes a la Justicia sobre cómo la empresa automotriz colaboró con totalitarismos en procura de “beneficios”. Los antecedentes de Carlos Ruckauf.


Por Gustavo Veiga

Las denuncias contra la empresa Mercedes Benz por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura se robustecieron la semana pasada con la presentación de un informe del Centro Europeo para los Derechos Constitucionales y Humanos (Ecchr), con sede en Alemania. A modo de amicus curiae –un trámite judicial en el que terceros ajenos a un juicio ofrecen de manera voluntaria su opinión respecto del litigio para colaborar con el tribunal–, el organismo aportó antecedentes internacionales sobre hechos semejantes a los que se investigan en la Argentina y en los que estuvo involucrada la automotriz. Por caso, una denuncia que pesa sobre ella en la Justicia de Estados Unidos por haber colaborado con el apartheid sudafricano, además de antecedentes similares durante el régimen nazi que gobernó desde Berlín entre 1933 y 1945.
El largo y tortuoso camino recorrido por los familiares y compañeros de los catorce delegados y activistas desaparecidos de la compañía ahora parece más diáfano, según la abogada de la querella, Florencia Arieto: “Con la presentación del amicus curiae quedan muy claras algunas cosas. ¿Podía haber evitado la Mercedes Benz el secuestro de sus propios trabajadores? La respuesta es sí, aunque hubiera sido a costa de su propia producción. Por eso se aprovechó de una coyuntura política de totalitarismo para hacer desaparecer gente que pensaba distinto, por eso es cómplice de delitos de lesa humanidad”, dice Arieto, quien patrocina a Héctor Aníbal Ratto, uno de los sobrevivientes que declaró ante el Tribunal Oral Federal Nº 1. Junto a él, también se presentó la periodista alemana Gaby Weber, quien investigó las desapariciones de trabajadores en la compañía y aportó documentación desclasificada.
La causa de la Mercedes Benz ya tiene once cuerpos y el objetivo de la querella es que los jueces citen a declaración indagatoria al responsable de producción de la fábrica durante la dictadura, Juan Rolando Tasselkraut. “Está vivo y muy lúcido. Lo ubicamos en San Fernando”, señala Arieto. Según los denunciantes, los otros dos responsables de lo que ocurrió entre abril de 1976 y agosto del ’77 –período en el que desaparecieron los catorce obreros– son el ex ministro de Trabajo de Isabel Perón Carlos Ruckauf y el histórico gremialista del Smata José Rodríguez, quien falleció el pasado 6 de noviembre.
Los trabajadores desaparecidos son Rubén Oscar Caddeo, José Antonio Vizzini, Miguel Grieco, Esteban Alfredo Reimer, Víctor Hugo Ventura, Carlos Adolfo Cienciala, Oscar Alberto Alvarez Bauman, Fernando Omar Del Conte, Héctor Alberto Belmonte, Alberto Gigena, Diego Eustaquio Núñez, Jorge Alberto Leichner, Juan José Mosquera y Alberto Francisco Arenas. El primero desapareció el 5 de abril de 1976 y el último el 19 de agosto de 1977. A Juan José Martín, Alfredo Martín y a Ratto se los llevaron desde la planta de González Catán, pero fueron liberados tiempo después.
El informe presentado por el Ecchr alemán que firma su secretario general, el abogado Wolfgang Kaleck, fue realizado con el objetivo de señalar que la Argentina tiene la obligación “de perseguir y condenar a los responsables –sea cual fuere su forma de participación– de las violaciones de derechos humanos, incluyendo cuando se trata de actores no estatales”. El Centro es una organización registrada en el juzgado municipal de Berlín-Charlottenburg, trabaja con un equipo internacional de abogados y cuenta con expertos mundialmente reconocidos como Theo Van Boven, de la Universidad de Maastricht y comisionado especial de las Naciones Unidas contra la tortura.
El Ecchr, en su escrito de 36 páginas, describe que la querella presentada ante el tribunal “se dirige, entre otros, contra Juan Ronaldo Tasselkraut, quien habría cometido –si es que los hechos acusados llegan a ser probados como ciertos– actos criminales no como persona privada, sino en su función como ejecutivo de la empresa Mercedes Benz Argentina SA”. A continuación señala que “la empresa tiene antecedentes de colaboración con regímenes represivos y violadores de los derechos humanos, sobre todo en la época del nacionalsocialismo en Alemania”. Y describe que “utilizó el trabajo forzado de cerca de 50.000 prisioneros de guerra y presos de los campos de concentración ofrecidos por el régimen nazi”. Trazando un paralelo con las violaciones a los derechos humanos cometidas en la Argentina, el Ecchr dice que la automotriz alemana “aparentemente tampoco habría dudado, en Sudáfrica, en entregar a las fuerzas de seguridad en bandeja a sus propios trabajadores con tendencias críticas o sindicalistas”.
El amicus curiae señala en sus conclusiones que “si no se judicializa directamente a las empresas y a sus representantes, la impunidad por las violaciones de derechos humanos sigue y se produce una situación de permisividad tácita que puede ser interpretada por las empresas en el sentido de que pueden seguir actuando en perjuicio a personas sin límites ni morales ni legales, lo cual generaría graves contradicciones y pondría en riesgo lo que aquí se ha podido determinar como principios fundamentales del derecho internacional penal: la responsabilidad penal de empresas y sus representantes por participación y colaboración en violaciones de derechos humanos”.
Arieto destacó que la audiencia en la que declararon Ratto y Weber “fue una bisagra muy interesante porque les permitió a los tres jueces del tribunal acotar el objeto de su pesquisa con el caso Ratto, como también preguntarle y solicitarle a Weber que entregara documentación como los archivos desclasificados de la Cancillería con el pedido de Ruckauf de que se echara a los trabajadores de Mercedes Benz en octubre de 1975. Smata y la empresa trabajaban como una sola unidad, legitimados por el entonces ministro, que preparó el terreno para el general Santiago Omar Riveros”, el primer condenado a prisión perpetua en la megacausa Campo de Mayo, por la desaparición del estudiante Floreal Avellaneda.

Página 12

sábado, 11 de septiembre de 2010

MANUEL RIVAS Justicia

MANUEL RIVAS

Justicia

MANUEL RIVAS 11/09/2010
Hace muy poco, en el 2001, Argentina era un país desahuciado. Si en Europa hoy hablamos de crisis, lo que vivió ese país fue una joda total. Millones de familias perdieron los ahorros. Los viejos que entregaron sus pensiones a fondos privados, animados por los loros del neoliberalismo mágico, se encontraron de repente en la indigencia. La pasta de los más ricos, avisados, emigró como las golondrinas. Los barrios del Gran Buenos Aires se autoorganizaron para dar de comer en ollas populares. Hoy Argentina levanta algo más que la cabeza, pese al mangoneo de una oligarquía prepotente, bendecida por una curia pendiente de exorcismo. Trazos cavernícolas que se prestan, sí, a un paralelismo con la España del Último Día. Sería recomendable que unos y otros viesen Tatuaje, donde se lleva a la escena la vida de Miguel de Molina, el cantor torturado por esbirros de Franco y que encontró refugio en América, con la ayuda de Evita. Por cierto, pocos países en el mundo tienen el pulso cultural que hoy tiene Argentina, donde también se está escribiendo el mejor periodismo literario. Agarren, si pueden, Frutos extraños, de Leila Guerriero, y Si me querés, quereme transa, el último de Cristian Alarcón. En el renacer después de la ruina, algo habrá tenido que ver la presidenta Cristina Fernández, denostada por la derecha como una bruja. Pocos países en el mundo de hoy han avanzado tanto en el campo de los derechos humanos. No he llegado a esta conclusión por birlibirloque. Lo pienso al salir de un juzgado en Comodoro Py, donde he podido asistir, como un ciudadano cualquiera, al juicio a la plana mayor de la ESMA, el centro de la Armada que la dictadura convirtió en un matadero. Y me ratifico al leer la resolución de la Cámara Federal, que se dispone a investigar el genocidio franquista si no lo hace la Justicia española. Gracias, Argentina.

sábado, 5 de junio de 2010

Baltasar Garzón - Cambio de tercio

Texto de Eduardo Martín de Pozuelo
“Aquí me tienes, guardando 20 años de mi vida en cajas”, dijo un emocionado y triste Baltasar Garzón el día que fue suspendido de la Audiencia Nacional por una causa abierta contra él. Un duro golpe para este juez que no deja indiferente a nadie y cuyos íntimos aseguran que sólo le guía un ideal de justicia universal.
Garzón despierta entusiasmo y animadversión a partes iguales. En la imagen recibe un cálido homenaje recientemente en París
El viernes 14 de mayo, alrededor de las seis de la tarde, un Baltasar Garzón mucho más silencioso de lo habitual, pensativo y triste, iba de acá para allá por su despacho de la Audiencia Nacional metiendo papeles, recuerdos y agendas en una decena de cajas que los funcionarios de su juzgado le habían dejado en torno a la mesa baja y semirrodeada de sofás que tiene frente a su mesa de trabajo. Un espacio que cumple como salón para atender visitas o para intercambiar opiniones con los compañeros sobre los casos que llevan. Los interrogados se sientan frente a él. El saloncito no es para ellos.

Sus notas, la ikurriña que le regalaron en el País Vasco por ser azote de ETA, la reproducción del Gernika... “Estoy guardando en cajas 20 años de mi vida”, comentó en voz alta, quizá sin darse cuenta del impacto que provocó con su frase. Las puertas de su despacho estaban abiertas; la que da a la zona donde trabajan la veintena de funcionarios de su juzgado –que literalmente le adoran¬ y la que da al pasillo, por el que un sinfín de compañeros y funcionarios de otros juzgados pasaban para despedirse. Algunos, emocionados; otros, no se sabe.

La decisión de suspenderle del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y la noticia de la apertura de juicio oral por el asunto de los crímenes del franquismo no habían sentado bien en la Audiencia Nacional. Los comentarios que se oían en aquel pasillo no eran nada halagadores ni para el órgano de gobierno de los jueces, ni para el Tribunal Supremo. Pero en aquel momento eso no consolaba a ninguno de los compañeros y amigos convencidos en la inocencia del juez.

En la estantería, a la izquierda, según se mira al ventanal a través del que ETA quiso dispararle a la cabeza, ya no estaba la foto en la que se le veía bailando sevillanas con una mujer que los que no la reconocían pensaban que era Rosario, Yayo, su esposa. No era Yayo –que esa tarde le acompañaba en el juzgado– la de la foto “emocionalmente necesaria para mí”, según había comentado Garzón muchas veces.
La foto recogía un instante de alegría con Carmen Tagle, su fiscal, en cierta forma su mentora, asesinada por ETA en 1989 ante la puerta de su casa. Fue entonces cuando se juró sobre el cadáver de su amiga que el crimen y ETA no quedarían impunes. Garzón escribió en su libro Un mundo sin miedo lo que ya había contado a sus allegados: “Cuando la mataron me dio un vuelco el corazón, me quedé sin voz, y cada vez que recuerdo aquel día se me eriza la piel”. Y la verdad es que sólo hay que hablar un rato de ETA con Garzón para que Carmen surja. “Nunca la olvidaré”, repite.

Antes de verse a sí mismo guardando 20 años de su vida, ese día ya habían pasado muchas cosas en la Audiencia Nacional. La mañana había comenzado rutinaria pese a los rumores que daban por hecha su suspensión. Baltasar Garzón había madrugado como de costumbre y estaba trabajando en el caso Pretoria, que afecta a ex altos cargos políticos catalanes. El ambiente del Juzgado Central de Instrucción número 5 se respiraba extraño; aunque ningún funcionario del juzgado se atrevió a comentar nada. Garzón siguió con la labor diaria en la que le sumían los cuatro centenares de casos que permanentemente llevaba su juzgado y no dio muestras de estar afectado por lo que se avecinaba.

A la una y cuarto, su móvil, el que lleva de salvapantallas a Aurorita, su primera nieta, a la que enseña en cuanto uno se descuida, emitió el pitido de un SMS: “Consumado”. Nada más. Y nada menos. Por fin supo de su suspensión y que tenía que abandonar el juzgado al que había llegado en 1988. Garzón interrumpió su trabajo por la noticia, todavía extraoficial, y por la irrupción en el despacho de unos desmoralizados compañeros, como Dolores Delgado, la fiscal antiterrorista, y los jueces Santiago Pedraz (su sustituto) y Fernando Andreu, amigo suyo. Al poco llegó Yayo, su esposa. Todos ellos habían recibido el mismo SMS y habían corrido al juzgado.

Tras unos comentarios de apoyo y cara de circunstancias, Garzón abrió la puerta que comunica con el resto de las dependencias del juzgado y dio la noticia a sus funcionarios. Los presentes hicieron el ademán de irse, como si aquel trámite fuera íntimo. Garzón lo impidió. El juez habló a su gente y les explicó que su suspensión estaba hecha. No les pilló de sorpresa. Unas semanas antes, cuando el juez del Tribunal Supremo, Luciano Varela, se afanaba y aceleraba la causa para procesarle por prevaricación en el caso de la memoria histórica, Garzón ya les había reunido y explicado lo que imaginaba que sucedería.

Pero no por sabida la noticia anuló emociones. Hubo lloros, veladas protestas, y un sentimiento de profunda injusticia se apoderó de las mujeres y los hombres que tantos años habían trabajado con él. Pilar, la limpiadora, hincha del Barça, como el juez –“es mi héroe, dice–, lloró y suspiró sin contención. “Lo mejor que me ha pasado en la vida ha sido conocerle”, dice. Nunca olvida su regalo de Navidad para Garzón.

Magazine

viernes, 9 de abril de 2010

ENTREVISTA: LUIS MORENO OCAMPO Fiscal de la Corte Penal Internacional

"El mundo necesita jueces como Garzón, que se enfrenten al poder"

NATALIA JUNQUERA - Madrid - 07/11/2009
Su trabajo consiste en intentar que todo el mundo viva bajo las reglas del Estado de derecho. Una tarea descomunal para la que tiene menos de una década. Luis Moreno Ocampo (Buenos Aires, 1952) asumió en 2003 y por nueve años el cargo de fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), una institución cuyo fin es acabar con la impunidad de los crímenes de lesa humanidad, de guerra y genocidios. Le quedan dos años y ocho meses para conseguirlo y, aunque ha perdido algún pulso -"arrestar a un presidente en ejercicio no es tarea de un día"- puede poner ejemplos de sus progresos: 110 países, incluida España, están dispuestos a que ese tribunal les juzgue. "Por ejemplo, si ningún juez español hubiese actuado por los atentados del 11-M, habría intervenido yo", dice.
Habla con pasión pero sin romanticismo - "no es una utopía, se puede hacer"- de su cometido, al que se refiere como "la revolución", y durante una fugaz visita a Madrid para recibir el premio que la familia de una víctima del franquismo, Enrique Ruano, le concedió por su trabajo en defensa de los derechos humanos, el fiscal que interrogó a la cúpula militar argentina en el juicio a la dictadura de Videla en 1985, habló también del juez Garzón y del delicado momento que atraviesa.
Pregunta. Investiga posibles delitos contra la humanidad en Darfur, Congo, Kenia, Colombia... El juez Garzón abrió una causa contra el franquismo por considerarlo un plan de exterminio. ¿Cometió Franco un delito de lesa humanidad?
Respuesta. Un crimen de lesa humanidad es un ataque sistemático contra la población civil y no prescribe. Aceptar la investigación de crímenes masivos es una decisión difícil. En Argentina se logró en parte porque los militares fueron derrotados en Malvinas y no tenían el mismo poder, pero en Chile fue muy difícil y en Uruguay hubo un referéndum y la gente pidió que no se investigaran los crímenes. La CPI investiga a partir de 2002, por eso no puedo hablar de este caso.
P. ¿Pero cree que son perseguibles los crímenes del franquismo? ¿El hecho de que los verdugos hayan muerto impide investigar el paradero de las víctimas?
R. En Argentina hubo leyes que no permitían castigar a personas, y hubo jueces que hicieron juicios por la verdad, sabiendo que no podían procesar a nadie.
P. ¿Conoce el proceso contra Garzón por abrir esta causa? ¿Le parece justificado?
R. Garzón abrió el primer gran caso de justicia universal. Tiene el prestigio mundial de haber requerido la extradición de Pinochet. Fue un caso fundamental para el fin de la impunidad. Es un hombre que intenta ponerle límites al poder, y eso siempre es duro. El primer fiscal que lo hizo se llamaba John Cooke. Era 1649 y el gobernante al que se enfrentó, el rey Carlos I, 25 años después, el hijo de Carlos I le abrió un juicio. Cooke se defendió: "Yo apliqué la ley", dijo. Y el jurado consideró esto una agravante. Lo colgaron en la misma sala de la corte. Cuando uno investiga gente con poder, sabe que corre el riesgo de ser atacado. Eso es lo que le pasa a Garzón. Se metió en muchos temas duros. Un fiscal, un juez, no tiene amigos. Termina siempre solo. Pero el mundo necesita esos jueces y fiscales y que la ley se aplique también contra los poderosos. ¿Cometer un delito por abrir una investigación? Eso suena muy raro. De todos modos, muestra que cuando uno investiga el poder, tiene conflictos. Y así como yo considero a John Cooke mi predecesor, en un par de siglos la gente hablará de Garzón, el juez que abrió el primer caso de justicia universal. Cuando estaba en Harvard había un seminario para estudiar sus casos porque, entre otras cosas, es el único juez del mundo que investigó al servicio secreto de su país.
P. ¿Ha recibido algún ataque parecido en su carrera?
R. Son gajes del oficio. Si te dedicas a investigar crímenes cometidos por gente con poder, tu vida no va a ser de color de rosa. El fiscal Gerardo Colombo me dijo un día: "Cuando empezamos a investigar la corrupción en Italia, luchábamos arropados por la sociedad y perseguíamos a los acusados, que se escapaban por una escalera. Íbamos todos juntos subiendo detrás, estábamos en el primer piso y la gente nos aplaudía desde el hall; 10 años después, vamos por el piso 47, se siguen escapando y en el hall no queda nadie, pero ahora hay francotiradores disparándonos".
P. Este verano se abrió en España la primera fosa con supervisión judicial. Todavía hoy son los propios familiares quienes exhuman los cuerpos con ayuda de expertos voluntarios. ¿Es normal que la justicia no intervenga?
R. La gente no se hace idea de la importancia que tiene conocer la verdad y enterrar con dignidad a los muertos. En el juicio de las juntas militares, un hombre me decía: "Mi hija fue secuestrada hace 15 años. Yo estoy seguro de que la mataron, pero una parte de mí sigue esperando que esté viva y todavía recorro hospitales para ver si la encuentro". Esa es la desazón de no poder enterrar a tu muerto. No saber la verdad es un dolor permanente para las víctimas. Tienen derecho a la verdad.
P. EE UU aún no ha firmado el Estatuto de Roma para someterse a su tribunal. ¿Se han dirigido a la Administración de Obama para pedírselo?
R. Cuando empecé, eran un poco hostiles hacia la Corte pero cuando se aceptó el caso Darfur la relación con la Administración Bush mejoró. A los países grandes, como China o EE UU, les cuesta mucho más sumarse a la Corte porque se defienden con su ejército. La idea de que la ley les va a proteger no es tan clara para ellos. Pero en 20 ó 30 años estarán en la Corte, porque es un proceso inexorable. Si no, el mundo no tendrá futuro.
P. ¿Dónde están las lagunas de impunidad del mundo?
R. ¡Es un océano! Pero el concepto de impunidad está terminando. Los crímenes masivos los cometen líderes y si saben que pueden acabar presos, no los cometen. La Corte resuelve casos individuales pero genera reglas generales, como cualquier tribunal, con la ventaja de que cuando genera esas reglas, es para, al menos, 110 países. Ejércitos de todo el mundo ajustan sus reglas a lo que juzga la Corte. En Colombia, las FARC discuten si deben reclutar a menores como soldados.

El 'Núremberg' argentino

Cuando la justicia argentina sentó en el banquillo en 1985 a los comandantes de la dictadura militar, Luis Moreno Ocampo, fiscal adjunto en el proceso, tenía 34 años y a su madre en contra. "Ella creía que Videla era bueno y que me equivocaba", recuerda. Parte de los acusados fueron condenados y su madre terminó perdonándole.
"El juicio, con su eficiencia de precisión y el ritual de respetar al acusado y a los testigos, genera un aprendizaje histórico que en Argentina fue único. La sociedad aprende respeto. A las dos semanas de empezar el juicio, mi madre me llamó y me dijo: 'Todavía sigo queriendo a Videla, pero vos tenías razón, tiene que estar preso'. Recuperar los cuerpos, la verdad individual, es importante, pero también la colectiva. Y los juicios ayudan, pero cada sociedad lo hace a su manera. En 1985, el juicio era una polémica inmensa, ahora no".
Ahora, la película más vista en la televisión argentina es La noche de los lápices, la historia de uno de los testigos que Ocampo llevó al juicio, un estudiante secuestrado a los 16 años. "Él conocía su verdad, pero pudo difundirla y eso generó un cambio social".
Como fiscal de la Corte Penal Internacional dice encargarse de las víctimas "que no le importan a nadie porque no tienen poder". "En Uganda, una de mis investigadoras estaba haciendo preguntas a una víctima y cuando terminó, la chica empezó a llorar y no podía parar. La investigadora le explicó que tenía que hacerle aquellas preguntas y ella respondió que no lloraba de tristeza, que era el día más feliz de su vida, porque nunca nadie en su vida le había prestado tanta atención. La justicia da poder a las víctimas. Puede convertir su dolor en testimonio. Ése es el milagro que produce la justicia internacional", explica.
Moreno Ocampo asegura que "es pronto para saber" si el recorte de la justicia universal en España es un paso atrás en la carrera contra la impunidad. Y aunque se muestra optimista, conoce lo atroz mejor que nadie: "La humanidad aprende a matarse más y protegerse mejor".

 El País

jueves, 8 de abril de 2010

Medio centenar de juristas alzan su voz contra el genocidio franquista

Cristina Almeida, José Luis Pitarch, Joan Garcés… son algunos de los nombres que componen la lista inicial del comité jurídico –al que ha tenido acceso nuevatribuna.es- encargado de elaborar la iniciativa legislativa popular de “Verdad, Justicia y Reparación” para las víctimas de la dictadura.
> MIGUEL A. RODRÍGUEZ ARIAS: El último genocidio negado: "Verdad, justicia y reparación" para todas las víctimas
NUEVATRIBUNA.ES / ISABEL G. CABALLERO 02.03.2010

El proyecto ya está en marcha. Tal y como anunció nuevatribuna.es, distintas asociaciones de memoria histórica y derechos humanos han impulsado una iniciativa popular para resarcir a las víctimas del franquismo.

El ponente del anteproyecto, Miguel Ángel Rodríguez Arias, ya explicó en una entrevista publicada en estas mismas páginas lo objetivos del proyecto del que ahora toca informar a 4-5 meses vista con un tour por varias ciudades de España que comenzó el pasado 27 de febrero en el Ateneo de Madrid y que continuará el 6 de marzo en Barcelona; el 27 de marzo en la localidad valenciana de Quart de Poblet; el 17 de abril en Granada; y el 8 de mayo en Sevilla. Además se prevén sesiones informativas en Extremadura y Galicia -cuyas fechas están aún por concretar-, y en Toulouse, la que fuera capital del exilio republicano.

Pues bien, este periódico ha tenido acceso a la lista inicial de reconocidos juristas, abogados y profesores de universidad que conformarán el comité jurídico, la comisión redactora del proyecto de ley de “verdad, justicia y reparación” que será llevado a la Mesa del Congreso para su calificación y posterior recogida de medio millón de firmas ciudadanas.

El elenco de nombres continuará ampliándose en los próximos días y todos ellos parten de un común denominador: la lucha contra la impunidad y por los derechos humanos. A continuación se reproduce esa lista por orden alfabético.

1-Cristina Almeida. Abogada Laboralista y de Derechos Humanos. Militante Antifranquista.

2-Marco Aparicio. Profesor de derecho Constitucional en la Universidad de Girona.

3-Jaume Asens. Abogado. Interviniente de varias causas de Memoria Histórica.

4-Ana Bernabeu. Center for Justice&Accountability en Estados Unidos. Directora del Spanish and Latin American legal Program.

5-Matías Bailone. Jurista argentino, profesor e investigador de Derecho Penal de la Universidad de Buenos Aires.

6-Gonzalo Boyé. Abogado. Interviniente de varias causas de Memoria Histórica.

7-Margarita Capella i Roig. Profesora Titular de Derecho Internacional Público de la Universidad de Mallorca.

8-Javier Chinchón. Miembro de la Asociación Española para el Derecho Internacional de los Derechos Humanos (AEDIDH). Director Centro Iberoamericano de Estudios Jurídicos y Políticos.

9-José Manuel Corbacho. Abogado de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura.

10-Juan José Del Águila. Juez de lo Social y autor del libro sobre la represión del Tribunal de Orden Público (TOP).

11-Virginia Díaz. Abogada del Foro por la Memoria.

12-Antonio Doñate. Magistrado y miembro de la Asociación Catalana de Juristas Demócratas. Autor del modelo de denuncia para casos de desaparecidos.

13-César Estirado. Fiscal. Miembro de la Unión Progresista de Fiscales.

14-Rafael Escudero. Profesor Titular Filosofía del Derecho de la Universidad Carlos III.

15-Carmelo Faleh-Pérez. Experto en Derecho Internacional. Secretario de la AEDIDH.

16-David Fernández. Abogado.

17-Montse Fernández-Garrido. Abogada catalana especialista en derechos de la mujer.

18-Mercedes Gallardo. Abogada. Interviniente en varias causas de la Memoria Histórica.

19-Joan Garcés. Experto Internacional en Derechos Humanos y Lucha contra la Impunidad. Abogado de la nieta de Juan Negrín y antiguo asesor de Salvador Allende.

20-Javier García Espinar. Jurista. Miembro Fundación Acción Pro Derechos Humanos Madrid.

21-Benajmín García Holgado. Profesor Consulto de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Doctor en Historia.

22-Inés García Holgado. Abogada argentina. Especialista en Derechos Humanos.

23-Pablo Gutiérrez Vega. Profesor de la Universidad de Sevilla. Abogado Desaparecidos en Naciones Unidas.

24-Ramón López. Abogado. Histórico Militante Antifranquista.

25-Antoni Lucchetti. Abogado Derechos Humanos.

26-Fernando Magán. Abogado en la causa de la Audiencia Nacional.

27-Manuel Maroto. Investigador Derecho Penal Universidad Castilla la Mancha.

28-Antonio Martín Martín. Abogado de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Cataluña.

29-Ramón Melgarejo. Abogado de Unidad Cívica Andaluza por la República, Granada.

30-Ana Messuti. Jurista argentina. Especialista en Memoria Histórica.

31-Alicia Moreno. Jurista ONG Derechos Humanos.

32-José Antonio Moreno. Abogado Foro por la Memoria.

33-Xosé Avelino Ochoa. Abogado Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de O’Grove (Galicia).

34-Amaya Olivas. Magistrada de Barcelona. Miembro de Jueces para la Democracia. Autora del Modelo para el Protocolo de Exhumaciones.

35-Bartolomé Oliver. Abogado y jurista.

36-Manuel Ollé. Profesor Derecho Penal de la Universidad Rey Juan Carlos.

37-Lluis Orri. Jurista catalán. Miembro de la Plataforma ‘Juicio a Aznar’.

38-Francisco Palomo. Abogado. Causa de la Memoria Histórica.

39-José Luis Pitarch. Miembro UMD. Profesor de Derecho Constitucional. Presidente de Unidad Cívica por la República.

40-Miguel Ángel Rodríguez. Ponente del Anteproyecto de Ley de “Verdad, Justicia y Reparación’. Profesor de Derecho Penal Internacional de la Universidad de Castilla La Mancha.

41-Santiago Romero. Abogado.

42-Enrique Santiago. Abogado especializado en Derechos Humanos.

43-Antonio Feliciano Rubio. Investigador Derechos Humanos y Pena de Muerte.

44-José Luis Serrano. Abogado. Profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Granada. Escritor.

45-Giulia Tamayo. Experta Internacional en Derechos Humanos y Miembro de distintas ONG.

46-Hernando Valencia. Jurista colombiano. Experto en Derechos Humanos y Derecho Internacional.

47-Lydia Vicente. Consultora en Timor Oriental de Derechos Humanos.

48-Carlos Villán. Presidente de AEDIDH. Experto en Derecho Internacional.

49-Gloria Wilhelmi. Abogada en Barcelona. Especialista en derechos de la mujer.

50-Mónica Zapico. Investigadora Universidad de Vigo. Especialista en lucha contra la Impunidad.