Acepto integrarme a la organización nacional del
Yunque asumiendo la lucha por el reinado de Cristo en España como
actividad primordial de mi vida. Juro guardar la más absoluta reserva
sobre la existencia de la organización, sobre sus integrantes, acciones y
estrategias. Juro también obedecer a sus mandos y ejercer
responsablemente como jefe cuando así me fuera indicado. Juro como
caballero cristiano defender aun a costa de mi vida este instrumento que
Dios nos ha dado para instaurar su reinado en la Tierra". Sentado a la
mesa de una cafetería madrileña, este antiguo activista del Yunque, una
organización secreta supuestamente enraizada en numerosos movimientos de
la ultraderecha española, recita de corrido el juramento de fidelidad
que prestó años atrás y le cambió su vida.
Según el testimonio, el rito de iniciación de esa
sociedad secreta tiene un acusado carácter militar. "Somos una milicia"
(...) "Tú no has elegido venir aquí, tú has sido elegido y a partir de
hoy formarás parte de una casta de elegidos. Nuestra lucha es la de los
cruzados, la de los cristeros" (...) "Si tus intenciones fueran
traicionarnos o llegaran a desviarse de algún modo, en cada uno de
nosotros encontrarás un juez justiciero", advierte el oficiante de la
ceremonia de admisión, que se clausura con la consigna a coro:
"Compañeros y hermanos,
¡stad firmus ut incus percusat!" ("estad
firmes como yunque golpeado") y los gritos: "¡Dios! ¡patria! ¡Yunque!",
acompañados de sonoros golpes sobre la mesa. El testigo prosigue: "No
soy el primero que ha salido de ahí con graves secuelas patológicas, ni
seré el último. Es una organización política-religiosa destructiva que
actúa como una auténtica mafia. A mí me rompieron anímicamente en cuanto
vieron que empezaba a alejarme. Me prepararon una emboscada durante la
ceremonia de María Reina, uno de los ritos anuales que, junto al de
Cristo Rey y el de fidelidad al Papa y al fundador, Ramón Plata, se
considera de obligado cumplimiento. Me humillaron, se mofaron de mis
padres e hicieron correr la voz de que me drogaba e iba de putas. Era
mentira, pero mi novia, que estaba en
Pre, la fase previa al ingreso, me abandonó y el mundo se me vino encima".
Es
un hombre joven, todavía en la treintena, atento y delicado, que
trasluce reserva, introspección y un punto de amargura. Dice que ha
rehecho su vida afectiva y profesional y que si habla es para alertar a
los jóvenes de los peligros de su antigua organización, también llamada
Asociación del Bien Común, la Orquesta, la Banda de Música, o, como les
denominan sus detractores, los Mariachis. Prefiere que no se publique su
nombre porque sabe del poder de esta sociedad secreta que hunde sus
raíces en el integrismo religioso y el ultraderechismo político. Y teme
posibles represalias.
-¿Qué pretende el Yunque?
-Como
organización de católicos mitad monjes, mitad soldados, buscan
santificarse a través de la lucha política y su objetivo es conquistar
el poder. Es una estructura jerarquizada que se rige por el lema: "El
que obedece no se equivoca". Se solapan en la Iglesia, invocando a los
obispos y al Papa con un discurso ético y cristiano, y en las
organizaciones políticas y mediáticas de la derecha. En México, donde
surgieron, se les vincula más con el nacionalcatolicismo. Hay dos tipos
de saludo para uso interno: el corto consiste en llevarse el puño al
corazón y el largo en extender el brazo en alto con el puño cerrado.
-¿Creen en la democracia?
-En
principio, se asume la doctrina social de la Iglesia, que considera
que, pese a sus defectos, la democracia es un sistema más justo que
otros. Pero también estudiábamos el libro de Jean Ousset
Para que él reine,
que sostiene que la legitimidad del político gobernante procede
directamente de Dios y que por tanto solo debería responder ante el
Supremo Hacedor. Es una tesis asimilable al fascismo italiano y al
nacionalcatolicismo español, donde el Caudillo solo responde de sus
actos ante Dios y ante la Historia. Ellos se sirven de la democracia y
de las personas para sus fines. Tú no puedes decir a nadie que eres del
Yunque, tienes que decir que eso son bulos.
Según su testimonio,
el Yunque está organizado en células estancas, de forma que pueda
hacerse efectiva la regla: "No conozcas más que lo estrictamente
necesario". Dice que ignora el número de sus miembros y que hay mandos
nacionales e internacionales. "Nuestros enemigos eran la masonería, el
movimiento homosexual, el feminismo, las uniones de hecho, el aborto, el
marxismo y, por supuesto, el sionismo. Relativizaban mucho lo del
Holocausto. '¡Qué pesados se ponen con eso!', exclamaban. También
negaban que la Inquisición hubiera sido nefasta".
-¿Cómo acabó usted en el Yunque?
-Soy una persona religiosa. Al ingresar en la universidad, un amigo del colegio que estaba en
Pre
me invitó a hacer el Camino de Santiago con chicos y chicas de la
asociación Alfil. Me encontré con gente culta que tenía ideas e
inquietudes y un programa de acampadas, oración, peregrinaje y visitas
culturales. Para mí, suponía una alternativa al botellón, a la vida sin
compromisos. Teníamos cursos de formación. Los teóricos los hacíamos en
conventos de monjas y los de autodefensa en campamentos de los Pirineos o
de las sierras de Madrid y Gredos, a veces en puntos estables y otras
de forma itinerante. Nos adiestraban en la lucha personal y teníamos que
pelearnos entre nosotros: valía todo, también las patadas en los
testículos, en la cabeza o el hígado. Había castigos físicos, violencia,
pero nunca vi un arma de fuego. Aunque entonces no lo sabía, en esos
cursos ya había
elefantes amaestrados, que es como se llama a los miembros
orgánicos del Yunque.
-¿Qué requisitos exigen para ingresar en esa sociedad?
-Entrar en
Pre
era relativamente fácil. Sobre todo, si residías en el barrio madrileño
de Salamanca y pertenecías a familias bien, conservadoras, aunque
últimamente han abierto mucho la mano. Pero entrar en el verdadero
Yunque era muchísimo más difícil. Antes, tenías que pasar un EO (examen
orgánico) muy selectivo en el que evaluaban datos sobre tu personalidad,
familia, opiniones, aficiones, aportados por quienes proponían tu
ingreso. Entre otras cosas, te pedían los ocho apellidos para descartar
ascendientes judíos. Tener algún apellido judío, "marrano", no implicaba
forzosamente la exclusión, pero casi. Me quedé de piedra cuando me
revelaron el gran secreto de que existía una "organización superior".
-¿Dónde, cómo se produjo su ingreso en el Yunque?
-Me
dieron una fecha, una hora y una dirección, que resultó ser la del
domicilio de mi jefe, y allí me fui con una mezcla de temor, porque no
sabía dónde me estaba metiendo, y de curiosidad, por integrarme en un
mundo selecto y secreto. Después de ponerme el uniforme, todo de negro,
salvo la camisa, blanca, me hicieron pasar a una sala en la que había
seis o siete personas ante una mesa y las banderas de España y del
Yunque, que es una cruz árbol que se abre en la parte superior para
formar la y. La mesa estaba cubierta con un mantel en el que había
símbolos rarísimos. Mi jefe me dijo que me pusiera delante y entonces se
recitaron las oraciones orgánicas y me asignaron el seudónimo. La
ceremonia no duró más de 20 minutos. Antes de la oración final, del
brindis y de un breve discurso de bienvenida, yo leí el juramento de
adhesión. Estaba tan nervioso y emocionado que lo firmé casi sin
entenderlo. Después, lo firmaron también los testigos.
-¿Qué tipo de actividades realizaban?
-En mi caso, pintadas y reparto de octavillas contra el preservativo, el aborto, la eutanasia, y también pitadas y
manifas contra los dirigentes socialistas y contra Alberto Ruiz-Gallardón, el alcalde de Madrid, al que considerábamos un tibio.
El
antiguo miembro del Yunque afirma que, mientras estuvo dentro de la
organización, no fue muy consciente de la influencia real de esa
sociedad secreta creada en México clandestinamente en 1952 y exportada a
otros países hispanoamericanos, pese que tuvo algunas señales de ello.
Hace 14 o 15 años, "lo que entonces denominábamos 'grupos externos' no
tenían casi visibilidad. Son plataformas, que se utilizan para
multiplicar la influencia y captar nuevos miembros, aunque la inmensa
mayoría de los que trabajan o colaboran allí ignoran quién mueve los
hilos", afirma.
Infiltrada en el asociacionismo laico cristiano,
el Yunque, siempre según los testimonios recabados, se mimetiza en
medios de comunicación de la derecha radical y escala posiciones en
instancias eclesiásticas sin que las denuncias hayan surtido efecto
hasta el momento, pese a que el artículo 22 de la Constitución y el 515
del Código Penal prohíben las asociaciones secretas. El propio Derecho
Canónico obliga a todas las asociaciones de fieles a tener estatutos y a
someterse a la autoridad eclesiástica.
A las críticas de los
grupos católicos que se han sentido manipulados por esas plataformas,
supuestamente tapaderas del Yunque, y al testimonio de un antiguo
activista, se suman las denuncias por manipulación sectaria que el
abogado madrileño Pedro Leblic Amorós ha presentado ante la policía y en
la Oficina de Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid. El letrado,
padre de alumnos del colegio San José de Cluny, ha denunciado en la
comisaría de Pozuelo de Alarcón (Madrid) a cinco supuestos miembros del
Yunque, dos de ellos importantes integrantes de HazteOír. A su juicio,
esas personas están relacionados con la asociación A Contracorriente,
que organiza excursiones a la sierra los fines de semana con niños
menores de edad.
"Estamos escandalizados", indica. "Tengo amigos
del Yunque captados a los 15 y 16 años, pero ahora lo intentan con
chicos cada vez más jóvenes, a espaldas de sus familias. En la
invitación que han cursado a nuestros niños piden expresamente que los
padres no participemos en las excursiones", explica. Pedro Leblic dice
tener constancia personal de que el Yunque trata de adoctrinar a menores
de edad para incorporarlos a su sociedad secreta. "Para los chavales,
eso supone que el resto de sus vidas estarán dirigidos a la actividad
pública, tendrán que estudiar determinadas carreras y dar primacía a la
secta. De ahí surgirán conflictos conyugales, familiares y graves
desequilibrios emocionales. Su
modus operandi es la infiltración, la coacción y, finalmente, la falta de caridad", asegura.
La
Iglesia española permanece callada. "La Conferencia Episcopal no se ha
pronunciado sobre este asunto", indica Isidro Catela, responsable de
prensa de esa institución. Es un silencio espeso, roto aquí,
excepcionalmente, por el cardenal Antonio Cañizares, exarzobispo de
Toledo y ahora prefecto de la Congregación del Culto Divino y Disciplina
de los Sacramentos, con sede en el Vaticano. "Ya no se llaman el
Yunque, ahora se llaman Asociación por el Bien Común y creo que están
prestando grandes servicios a la sociedad. No hay problema con ellos,
por sus hechos se les conocerá. Se lo digo sinceramente: esos padres de
alumnos pueden estar tranquilos", afirma el cardenal Cañizares en
declaraciones a este periódico.
La jerarquía católica española
tiene en sus manos un estudio sobre el comportamiento y actividades del
Yunque elaborado con los testimonios de 24 personas que pertenecieron o
fueron instrumentalizados por esta sociedad. Según ese informe, al que
ha tenido acceso EL PAÍS, la estrategia de despliegue de esta
organización en España y Latinoamérica se caracteriza fundamentalmente
por la búsqueda del poder a partir de una concepción mesiánica de la
política. En ese empeño, los dirigentes del Yunque no han dudado en
colocar a sus adeptos en órganos eclesiales estratégicos -singularmente,
en el influyente Consejo Pontificio para los Laicos-, en introducirse
secretamente en estructuras sociales y políticas a su alcance y en crear
un fondo de documentación que se alimenta con miles de informes y
fichas sobre las personas relacionados con ellos.
Los autores del
documento mencionado, todos ellos católicos fervientes, aseguran que el
Yunque aplica un modelo "de inteligencia interior de espionaje y
contraespionaje" copiado de los sistemas de control de las Fuerzas
Armadas. El acoso al Gobierno para obtener la promulgación de leyes
favorables a supuestos propósitos de la Iglesia católica, y la creación
de redes de adolescentes y jóvenes con que nutrirse, constituirían otros
dos pilares estratégicos. Según el estudio citado, el Yunque controla
plataformas que tuvieron notable protagonismo en las movilizaciones
contra la ley del aborto y la asignatura educación para la ciudadanía.
Los
testimonios recabados les permiten asegurar que esa sociedad secreta
está igualmente en asociaciones universitarias. Con el tiempo, "la mitad
soldado absorbe a la mitad monje", se subraya en ese mismo informe,
coordinado por el doctor en Filosofía por la Universidad Complutense y
vicepresidente de la asociación Educación y Persona, Fernando López
Luengo.
La duda sobre los verdaderos fines de esa organización
queda flotando en el aire. "Pretenden legitimar evangélicamente su
particular visión política como si esta fuera la única legítima",
sostienen los autores del trabajo de referencia.
Según sus
averiguaciones, el Yunque está presente en Madrid, Barcelona,
Valladolid, Salamanca, Valencia, Toledo y Sevilla. Pero llegan a todas
partes gracias a Internet, al correo electrónico y a las charlas que
tanto prodigan, a poder ser junto a personalidades conocidas con las que
procurarse una pátina de honorabilidad y prestigio. Muchos cristianos
de los movimientos laicos se preguntan por qué calla su jerarquía. ¿La
Iglesia acepta la existencia en su seno de una secta y una sociedad
secreta? Parece claro que el informe ha caído en saco roto pese a estar
avalado por católicos comprometidos en la causa de la fe. "Sus autores
habrían estado mejor callados", sentencia el cardenal Cañizares. -
El País