Jueves, 7 de marzo de 2013
Un veterano de la guerra en El
Salvador fue el hombre elegido por el gobierno estadounidense para
entrenar escuadrones paramilitares en Irak responsables de torturas,
según un documental coproducido por el Servicio Árabe de la BBC y el
periódico británico The Guardian.
"Cuando supe que James Steele iría a Irak pensé que implementarían allí lo que se conoce como la 'opción salvadoreña' y eso es exactamente lo que sucedió. Me quedé desolado, porque sabía que ocurrirían en Irak las atrocidades que ocurrieron en El Salvador"
Celerino Castillo, ex agente de la oficina antinarcóticos de EE.UU., DEA, en El Salvador
El documental, titulado "James Steele, el hombre misterioso de EE.UU. en Irak", investiga no sólo cómo Washington "financió una letal fuerza paramilitar para combatir a los opositores a la presencia estadounidense", sino "la historia del hombre enviado por el Pentágono al país árabe por su experiencia en operaciones de contrainsurgencia en territorio salvadoreño".
"Cuando supe que James Steele iría a Irak pensé que implementarían allí lo que se conoce como la 'opción salvadoreña' y eso es exactamente lo que sucedió. Me quedé desolado, porque sabía que ocurrirían en Irak las atrocidades que ocurrieron en El Salvador", dijo uno de los entrevistados, Celerino Castillo, exagente de la oficina antinarcóticos de EE.UU., DEA, en El Salvador, entre 1984 y 1991.
¿Pero quién es James Steele y por qué fue elegido por el Pentágono para ir a Irak?
Asesor en El Salvador
El documental relata que Steele sirvió en la guerra de Vietnam, donde integró el regimiento Black Horse entre 1968 y 1969. Pero fue en el conflicto salvadoreño donde ganó su reputación de experto en contrainsurgencia."Nada se movía en El Salvador sin la autoridad de Steele y el objetivo era erradicar la guerrilla"
Celerino Castillo
Celerino Castillo destaca que por ser Steele comandante del grupo de asesores en El Salvador "nada se movía sin su autorización y el objetivo era erradicar la guerrilla. Está bien documentado que se cometieron grandes masacres".
Los productores de la BBC plantearon las acusaciones a James Steele, pero no recibieron ninguna respuesta.
Al final de la guerra en el país centroamericano, al menos 75.000 civiles habían muerto y un millón de refugiados abandonado el país.
La derrota de la guerrilla fue vista en Washington como un éxito, hasta tal punto, señala el programa, que "un joven y entonces ambicioso mayor de 33 años, David Petraeus, visitó El Salvador para estudiar la campaña de contrainsurgencia".
El documental señala que 18 años después, el ahora general Petraeus, posteriormente comandante de la fuerza multinacional en Irak, recurrió a la experiencia de Steele para combatir a la insurgencia en el país árabe.
Comandos especiales en Irak
En un comienzo los arquitectos de la guerra en Irak no anticipaban una insurgencia, por lo que enviaron policías civiles retirados como Douglas Brand y Jerry Burke para enseñar técnicas policiales básicas.La intensidad de la insurgencia y el creciente número de soldados estadounidenses muertos sorprendió a Washington. El programa señala que el entonces secretario de Defensa Donald Rumsfeld decidió implementar un cambio de estrategia y armar milicias de chiítas, los viejos enemigos de Saddam Hussein y sus simpatizantes sunitas.
"Rumsfeld decidió que el entrenamiento policial sería hecho por militares", señaló Brand. El resultado fue el surgimiento de los llamados comandos policiales especiales, comandados entre 2004 y 2006 por el general Adnan Thabit.
"Petraeus me visitó y me envió dos asesores, Steele y el coronel James Coffman, y prometió que nos apoyaría. La primera ayuda que recibimos fue un envío de 150 camionetas pick up", le relató Thabit al documental.
"Nos colgaban del techo"
La ciudad de Samarra, uno de los centros de operaciones de los comandos especiales, fue donde un equipo de The New York Times (NYT) constató la conexión entre Steele y las actividades de los comandos."Nos quedamos en una base en Samarra y escuché a soldados estadounidenses que decían haber visto prisioneros colgados de barras como animales después de una cacería y habían sido testigos de torturas"
Peter Maass, New York Times
"Nos quedamos en una base en Samarra y escuché a soldados estadounidenses que decían haber visto prisioneros colgados de barras como animales después de una cacería y habían sido testigos de torturas", dijo Maass.
Un ex prisionero de Samarra que pidió permanecer anónimo le dijo a la BBC: "Nos esposaban con los brazos por detrás de la espalda y nos tapaban los ojos, nos colgaban del techo hasta que se nos dislocaban los hombros".
Peter Maass recibió un llamado de Steele invitándolo a entrevistar un insurgente saudita y es así como el equipo del NYT logró un acceso sin precedentes al centro de interrogación en la biblioteca de Samarra.
"Entramos y lo primero que ví fue un guardia iraquí golpeando un prisionero, pero me llevaron no al hall principal sino a otra oficina donde trajeron al saudita y había sangre goteando de un lado de un escritorio. Durante la entrevista se escuchaban gritos tan fuertes y aterradores que Steele se paró y fue a ver qué ocurría. Mientras estuvo fuera pararon los gritos, luego volvió y seguimos con la entrevista".
"Recuerdo un joven de 14 años atado a una de las columnas de la biblioteca con sus piernas por encima de la cabeza. Todo su cuerpo estaba azul del impacto de los cables con los que había sido golpeado", dijo el ex militar iraquí.
En una entrevista con el programa Frontline de la TV pública en EE.UU, PBS, Petraeus afirmó: "No vi milicias en las fuerzas especiales de policía mientras estuve en Irak".
Por su parte, Thabit le dijo a la BBC: "Hasta que yo dejé mi cargo los estadounidenses sabían todo lo que hacía, sabían lo que pasaba en los interrogatorios y parte de la inteligencia sobre los detenidos provenía de ellos. Están mintiendo".
"Testigo de tortura"
De acuerdo con las convenciones internacionales, las fuerzas extranjeras que son testigo de abusos de prisioneros están obligadas a intervenir para intentar detenerlo."Uno de los detenidos estaba gritando y Steele justo estaba fuera lavándose las manos, abrió la puerta y vio al prisionero colgando de sus piernas cabeza para abajo, pero no reaccionó. Cerró la puerta y volvió a la oficina de los asesores"
Muntadher al-Samari, general del ejército iraquí entre 2003 y 2005
"Uno de los detenidos estaba gritando y Steele justo estaba fuera lavándose las manos, abrió la puerta y vio al prisionero colgando de sus piernas cabeza para abajo, pero no reaccionó. Cerró la puerta y volvió a la oficina de los asesores", dijo el ex militar.
Un sobreviviente de los interrogatorios asegura que en cierto momento "los comandos comenzaron a liberar algunos detenidos diciendo que volverían con sus familias, pero los mataban y tiraban sus cuerpos en las calles de Bagdad".
Para Jerry Burke, "era obvio que se trataba de actividad criminal a manos de los comandos especiales que estaban eliminando sus opositores y aterrorizando a la comunidad sunita".
"Dispuesto a declarar"
Uno de los cables reza: "Nos siguen inquietando los informes de que las unidades comandadas por Thabit se han pasado del límite".
Entre los comunicados divulgados por Wikileaks está una orden militar conocida como Frago 242, que indica a las tropas estadounidenses "notar pero no investigar la tortura de iraquíes por iraquíes salvo que reciban orden de actuar".
"Hasta que yo dejé mi cargo los estadounidenses sabían todo lo que hacía, sabían lo que pasaba en los interrogatorios y parte de la inteligencia sobre los detenidos provenía de ellos. Están mintiendo"
General Adnan Thabit, jefe de los comandos especiales de la policía iraquí entre 2004 y 2006
Rumsfeld renunció como secretario de Defensa a fines de 2006 y nunca respondió las solicitudes de la BBC para una entrevista. Steele, quien no respondió a ninguna de las solicitudes de la BBC, vive en Texas.
Por su parte, Muntadher al-Samari renunció al ministerio del Interior diciendo temer por su vida y huyó a Jordania. El exmilitar iraquí aseguró que está dispuesto a declarar sobre los acontecimientos que atestiguó en su país.
"Estoy dispuesto a ir a la Corte Internacional y jurar que altos oficiales como James Steele fueron testigos de crímenes contra los derechos humanos en Irak, pero no pusieron fin al abuso ni castigaron a los perpetradores".
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