miércoles, 20 de abril de 2011

ENTREVISTA A BENJAMÍN PRADO "La justicia española quiere estar por encima de la ley"

El escritor destapa el lado oscuro de la transición española en 'Operación Gladio' | Explica cómo los servicios secretos de EUA pudieron estar detrás de diversos atentados en España | El autor se muestra crítico con la situación de la justicia española y rinde homenaje a la profesión periodística en su novela

Libros | 19/04/2011 - 00:51h
Raquel Quelart La red Gladio fue una organización secreta paramilitar que nació después de la II Guerra Mundial para combatir la expansión del comunismo por Europa. Esta red, financiada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense operaba cometiendo atentados atribuidos a grupos de izquierdas. El escritor Benjamín Prado se inspira en esta organización clandestina en Operación Gladio, una novela de espías, tejida a través de seis años de documentación, donde se investiga la relación de la CIA con casos oscuros de nuestra historia reciente.
El autor se suma a la lista de escritores nacidos en los años sesenta que han decidido hacer una revisión de la transición española a partir de sus novelas. Además de narrar historia, ficción y poesía, Prado da rienda suelta a su amor por la música escribiendo canciones para Joaquín Sabina y cantando en los escenarios junto al grupo Pereza.

- ¿Qué era la red Gladio?
- Una organización paramiliatar creada por la CIA después de la II Guerra Mundial. Sus dirigentes reclutaban soldados entre los veteranos de los camisas negras de Benito Mussolini. Tenían como objetivo evitar la expansión del comunismo por Europa. La red pudo haber cometido más de 4.000 atentados, de los que fueron culpados extremistas de izquierdas. La organización mantenía contactos con neofascistas, principalmente italianos, pero también españoles, griegos y alemanes.

- ¿En qué atentados perpetrados en España la red Gladio pudo haber estado detrás?
- Por ejemplo, en el de los abogados de Atocha y el de Carrero Blanco.

- ¿Por qué estaría interesada la CIA en borrar del mapa al almirante Carrero Blanco?
-  El gobierno de Estados Unidos estaba enfadado con el régimen franquista porque no le había dejado utilizar las bases españoles para la guerra de Yom Kipur. El secretario de Estado estadounidense, Henry Kissinger, estaba en Madrid cuando mataron a Carrero Blanco. La embajada de Estados Unidos se encontraba a pocos metros del escenario del crimen, una zona obviamente peinada por la CIA. Sin embargo, nadie vio a los etarras.

- Sospechoso.
- Fue en el año 2008 cuando desclasificaron un cable de la embajada de EUA datado de un mes y medio antes de que se produjese el atentado. Decía así: “Lo mejor para nosotros es que Carrero Blanco desaparezca del mapa”. Es evidente que la CIA miró hacia otro lado y que sabía que iban a matar al presidente del Gobierno de España. Les interesaba más una democracia amiga que una dictadura anquilosada.

- ¿Qué otro ejemplo puede citar?
- En el asesinato de los abogados laboralistas de Atocha se encontró una metralleta que el terrorista italiano de la red Gladio habría utilizado para cometer el crimen. Al día siguiente del magnicidio, no quedaba ni rastro de los agujeros de ráfaga y  el arma, un fusil del ejército español, nunca llegó al sumario.

- ¿Qué relación guardan los GAL con la red Gladio?
- Toda. Los mismos terroristas que participaron en el asesinato de los abogados de Atocha son los mismos que acabaron participando en la guerra sucia contra ETA. Para mí los GAL son el último coletazo de la mentalidad de la dictadura en democracia que piensa que “al enemigo no se le combate con ideas, sino que se le elimina y se lo entierra en cal viva”.


- En sus últimos libros ha escrito sobre la transición. ¿Ésta es una manera de recuperar la memoria histórica de aquella época?
- La gente suele relacionar la memoria histórica con lo que ocurrió durante la Guerra Civil y el franquismo, sin pensar en la transición o en los GAL. No tengo nada en contra de la transición en sí misma, lo que combato es la idea de la perfección de esa hazaña. Es una ingenuidad pensar que en un año y medio –el tiempo que duró - se solucionaron todas las injusticias derivadas de la dictadura. Es cierto que la transición fue un triunfo de todos, pero tuvo sus perdedores.

- ¿Quién salió perdiendo?
- Los ciudadanos a los que todavía no hemos pagado por todo el sufrimiento y esfuerzos que tuvieron que hacer. Un ejemplo que pongo en la novela es la ocultación que se ha hecho de la red Gladio.

- ¿Por qué para usted es tan importante recuperar la memoria histórica?
- ¿Adónde vas si no sabes de dónde vienes? Se equivocan los enemigos de la memoria y partidarios del olvido, porque cuando se sepa todo lo que hemos tenido que hacer para tener esta democracia, vamos a valorarla más. No hablo con rencor personal, porque no tengo ningún muerto que haya sido víctima del franquismo.

- ¿Y qué es lo que más le preocupa de esta cuestión?
- La gente que, como consecuencia de las partes no solucionadas de la dictadura, sigue sufriendo. Este es el caso de los niños robados y sus padres biológicos. 

- Aunque algunos de los robos de bebés se cometieron en los años ochenta, ya en democracia.
- Sí, fueron robados por causas económicas, pero en el fondo todo proviene de la misma mentalidad franquista: antes les robaban porque eran republicanos y después porque eran pobres.

- ¿Por qué cree que se ha tardado tanto en hablar de los niños robados, material de uno de tus libros?
- Fueron cerca de 50.000 menores que desaparecieron. Cuando publiqué Mala gente que camina, algún periódico tituló “Benjamín Prado denuncia el supuesto robo de niños por parte de la dictadura”. El que lea la novela verá muchísimos datos y documentos.

- Pero no hay ninguna sentencia en firme.
- Me preocupa que en plena democracia y tantos años después todavía se siga hablando de esto. Los robos de niños era una de las cosas que el juez Garzón incluyó en la investigación de los crímenes de la dictadura. Él pedía que el Estado hiciera pruebas de ADN y míralo cómo ha acabo.

- ¿Para qué ha servido la ley de memoria histórica?
- Para ganar tiempo. Piensan: “Vamos a dejar que se mueran y que dejen de dar la lata”. Una persona que sufre se convierte en una persona molesta. Es una de los componentes más terribles de nuestra naturaleza. En vez de apiadarnos de él, lo consideramos un latoso que viene a perturbar nuestra tranquilidad. Me imagino que cada vez que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica llama a la puerta de un ministro, éste piensa: “Qué pesados”.

- En el libro se desprende cierto tono de crítica a la justicia española. ¿Qué opina sobre el hecho de que Garzón se siente en el banco de los acusados?
- Me cae mejor la causa de Garzón que Garzón, pero aún así creo que no hay derecho con lo que está sucediendo con él. Es extraño que el mismo juez que mandó a perseguir a Pinochet y Videla, le echemos a patadas de la Audiencia Nacional cuando quiere investigar algo tan remoto como los crímenes del franquismo, que no entiendo a quien puede perturbar.

- Desenterrar cadáveres no es tarea fácil.
- Cuando alguien quiere recuperar a su abuelo de una cuneta o del Valle de los Caídos, no veo ideología ni política, sino un asunto familiar. A lo mejor si mi abuelo estuviera en una cuneta, no querría que estuviera allí, o a lo mejor, como mi amigo Ángel González, cuyo hermano fue fusilado en la guerra, diría: “Las cosas son como fueron, aunque supiera donde está mi hermano, no iría a sacarlo”.

- ¿Qué ocurre con la justicia española?
- La justicia española quiere estar por encima de la ley, hasta tal punto que los jueces han llegado a pedir un fondo de dinero público para pagar las posibles multas o gastos que tengan en caso de errores graves y prevaricación. No sé qué me sorprende más, que los jueces lo pidan o que no se monte un gran escándalo por este tema.

- ¿Cómo se llega a este punto?
- Seguramente porque la famosa separación de los poderes públicos es la gran asignatura pendiente de nuestra democracia. No obstante, considero que tenemos una  democracia muy consolidada y que el español es un animalito democrático, aunque, al mismo tiempo, es una democracia joven.

-  ¿Qué parte de la novela es ficción y qué parte está basada en hechos reales?
- Soy muy galdosiano, me gustan mucho las novelas de Galdós y Balzac, que mezclan personajes reales y de ficción, y me divierte escribirlas. Además, me obliga a estudiar episodios de la historia de España, en especial de la transición. Espero que el 80% sea ficción. La realidad, cuando está dentro de una novela, ya es ficción porque manipulas los acontecimientos.

- ¿El libro también es un homenaje a la profesión periodística?
- La novela rinde homenaje a los periodistas que no trabajan sólo por una nómina, sino porque tienen una misión que cumplir: decir la verdad. Piense que en lo que va de siglo se han cargado a diez periodistas por mes, 1000 en total.

-  Usted es coautor del álbum Vinagre y rosas de Joaquín Sabina. ¿Cuál es su relación con él?
- Hace treinta años que nos conocemos. Somos amigos de toda la vida y algo más, porque si no sería muy raro que nos hubiéramos puesto a escribir un disco entero y que hayamos acabado más amigos de lo que éramos. Escribir es una tarea muy solitaria, egoísta y egocéntrica. Con Joaquín es fácil porque es muy respetuoso. Nos lo hemos pasado muy bien. Antes era su amigo, ahora soy su chulo, él canta y yo me quedo en casa y me llega parte del dinero, aunque la más pequeña (ríe).

- ¿No ha pensado en dedicarle más tiempo a la música?
- No, tengo una suerte infinita de que me paguen por lo que yo pagaría, que es ser escritor. Me gusta mucho el rock y la mezcla y cantar con Pereza. Es muy bonito ver a los fans dispuestos a gritar cada vez que mueven un dedo. Pero nunca he tenido la más mínima tentación de dedicar más tiempo a la música.

- Alguna anécdota sobre su faceta musical tendrá para explicarme.
- La Ministra de Cultura en un concierto con Coque Malla en el teatro Fernán Gómez en Madrid me dijo: “Has tenido lo que quiere todo el mundo: ser una estrella del rock and roll durante dos horas”. Le advertí que nunca he querido serlo, pero conozco muchas estrellas de este género a quienes les gustaría que se los tomaran en serio como escritores. Estas cosas cuando las haces como excepción es más divertido.
 

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