Un documento publicado por ‘Liberation’ desvela que el CNT prometió a Francia el 35% de los futuros contratos
ANDRÉS PÉREZ Corresponsal en París 01/09/2011 22:45Sarkozy, en el centro de la fotografía, acompañado de las nuevas autoridades libias y de representantes de 60 países, en París. -REUTERS |
La puja por el petróleo libio, primera reserva africana y hasta ahora sólo el cuarto productor del continente, irrumpió en París con fuerza. A borbotones. Hasta el punto de ensuciar la conferencia de unos 60 países con la que Nicolas Sarkozy esperaba coronar estelarmente su intento de aparecer como el líder que va a democratizar el Magreb y Oriente Próximo mediante intervenciones militares relámpago.
Con la convocatoria de la cumbre, el
presidente francés esperaba desviar los focos de las televisiones mundiales de lo que está ocurriendo en Libia -combates, ajustes de cuentas, violaciones de derechos humanos e inestabilidad- y ponerlos sobre lo que va a pasar en Libia -transición pacífica, reconstrucción del país y negociaciones petroleras- a consecuencia de la intervención victoriosa de Occidente.
Y consiguió en parte ese objetivo, porque el acuerdo alcanzado en París constituye un espaldarazo internacional al nuevo Gobierno de transición. Sarkozy anunció que se ha decidido unánimemente "desbloquear los haberes de la Libia de ayer para la Libia del futuro".
El diario Libération salió a los kioscos con una revelación. Un documento que confirma lo que varios expertos y círculos de negocios habían venido comentando: el CNT prometió a Francia un 35% de los futuros contratos petroleros en plena guerra y cuando todavía no era más que la cabeza visible de la rebelión.
La carta del CNT, fechada el 3 de abril, está dirigida al emir de Qatar, socio de Sarkozy en las entregas secretas de armas a los rebeldes, que sólo fueron admitidas en julio. Y, en la misiva, los entonces líderes opositores afirman al emir: "En cuanto al acuerdo sobre el petróleo cerrado con Francia a cambio del reconocimiento de nuestro Consejo en la cumbre de Londres, como representante legítimo de Libia hemos delegado al hermano Mahmoud (Shamman, ministro de medios del CNT) para que firme ese pacto que atribuye un 35% del total del petróleo bruto a los franceses a cambio del respaldo total y permanente a nuestro Consejo".
El desmentido libio, por supuesto, es categórico. Como lo fue el del propio canciller francés, Alain Juppé, quien afirmó no haber tenido jamás conocimiento de tal misiva, que habría circulado desde hace semanas. No podía ser menos. Lo malo que tienen esos desmentidos es que la existencia del trato al que alude la carta ha sido evocado, con términos más difusos, desde hace semanas por los líderes del CNT.
China, que se ha retirado de al menos seis grandes proyectos petroleros que tenía, aceptó estar presente en la Conferencia de París después de que la diplomacia francesa insistiera mucho. Pekín lo hizo sólo como "observador" y envió a un simple viceministro de Exteriores. Rusia, el otro gran reticente, envió a un simple senador, "representante ante la conferencia sobre Libia".
Los participantes en la conferencia no quisieron abandonar París sin dirigir la mirada a Siria. El anfitrión, Sarkozy, afirmó: "Nos hemos alineado con la calle árabe. ¿Qué dice la calle árabe? No dice ‘abajo Europa, abajo Occidente, abajo la democracia'. No. Dice ‘Estado de derecho y democracia'. Sería un honor para mí reunirme con esa calle árabe".
Con la convocatoria de la cumbre, el
presidente francés esperaba desviar los focos de las televisiones mundiales de lo que está ocurriendo en Libia -combates, ajustes de cuentas, violaciones de derechos humanos e inestabilidad- y ponerlos sobre lo que va a pasar en Libia -transición pacífica, reconstrucción del país y negociaciones petroleras- a consecuencia de la intervención victoriosa de Occidente.
Y consiguió en parte ese objetivo, porque el acuerdo alcanzado en París constituye un espaldarazo internacional al nuevo Gobierno de transición. Sarkozy anunció que se ha decidido unánimemente "desbloquear los haberes de la Libia de ayer para la Libia del futuro".
Expertos internacionales
El Consejo Nacional de Transición (CNT) recibirá, de entrada, los 1.500 millones que Francia desbloqueó con autorización de las Naciones Unidas. Y expertos internacionales "aconsejarán a las nuevas autoridades libias sobre la utilización de esos fondos", añadió el presidente francés, quien volvió a destacar el compromiso de Occidente con la Primavera Árabe: "Nos hemos alineado con los pueblos árabes en su aspiración democrática".Las autoridades francesas y libias niegan tener un pacto petrolífero
El primer ministro británico, David Cameron, insistió en la necesidad de que Libia viva "una transición democráctica abierta a todos" y aseguró que las "operaciones militares [de la OTAN] continuarán mientras sea necesario para proteger vidas de los ciudadanos". Otros líderes occidentales hicieron optimistas declaraciones similares en ruedas de prensa, pero la pugna por los recursos energéticos quedó oculta entre bastidores. El diario Libération salió a los kioscos con una revelación. Un documento que confirma lo que varios expertos y círculos de negocios habían venido comentando: el CNT prometió a Francia un 35% de los futuros contratos petroleros en plena guerra y cuando todavía no era más que la cabeza visible de la rebelión.
La carta del CNT, fechada el 3 de abril, está dirigida al emir de Qatar, socio de Sarkozy en las entregas secretas de armas a los rebeldes, que sólo fueron admitidas en julio. Y, en la misiva, los entonces líderes opositores afirman al emir: "En cuanto al acuerdo sobre el petróleo cerrado con Francia a cambio del reconocimiento de nuestro Consejo en la cumbre de Londres, como representante legítimo de Libia hemos delegado al hermano Mahmoud (Shamman, ministro de medios del CNT) para que firme ese pacto que atribuye un 35% del total del petróleo bruto a los franceses a cambio del respaldo total y permanente a nuestro Consejo".
Según el boletín ‘Africa Intelligence’, Italia y España están bien posicionadas
La publicación del documento provocó un pequeño terremoto en el ya muy agitado mundo de los contratos petrolíferos por venir. Tanto que, desde París mismo, el representante del CNT en Francia, Mansour Sayf al Nasr, tuvo que intervenir a toda velocidad para declarar que no reconocía la existencia de esa carta, afirmando que no puede tener validez porque está firmada por un "Frente Popular para la Liberación de Libia".El desmentido libio, por supuesto, es categórico. Como lo fue el del propio canciller francés, Alain Juppé, quien afirmó no haber tenido jamás conocimiento de tal misiva, que habría circulado desde hace semanas. No podía ser menos. Lo malo que tienen esos desmentidos es que la existencia del trato al que alude la carta ha sido evocado, con términos más difusos, desde hace semanas por los líderes del CNT.
Oposición islamista
Hace una semana, un personaje de la diplomacia paralela francesa, Mathieu Guidère, relacionado con el emir de Qatar, citó el trato. Precisó además que parte del CNT-el tercio de miembros que pertenece a la corriente islamista- estaba en contra.Sarkozy anuncia el desbloqueo de 1.500 millones para
"la Libia del futuro"
El mundo del petróleo anda muy revuelto con la perspectiva de que las infraexplotadas reservas libias salgan al mercado. El boletín confidencial Africa Intelligence, generalmente muy bien informado, aseguró que es probable que los países que han liderado la operación militar en Libia -Francia y Gran Bretaña- salgan defraudados finalmente: Italia (hasta ahora número uno del petróleo libio, vía Eni) y España -¡sorpresa!- habrían avanzado suficientemente los peones, sin ruido de sables, como para llevarse buena parte."la Libia del futuro"
China, que se ha retirado de al menos seis grandes proyectos petroleros que tenía, aceptó estar presente en la Conferencia de París después de que la diplomacia francesa insistiera mucho. Pekín lo hizo sólo como "observador" y envió a un simple viceministro de Exteriores. Rusia, el otro gran reticente, envió a un simple senador, "representante ante la conferencia sobre Libia".
Los participantes en la conferencia no quisieron abandonar París sin dirigir la mirada a Siria. El anfitrión, Sarkozy, afirmó: "Nos hemos alineado con la calle árabe. ¿Qué dice la calle árabe? No dice ‘abajo Europa, abajo Occidente, abajo la democracia'. No. Dice ‘Estado de derecho y democracia'. Sería un honor para mí reunirme con esa calle árabe".
Público
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